FARC dice que discutirá cese al fuego en Oslo

<STRONG>FARC dice que discutirá cese al fuego en Oslo</STRONG>

LA HABANA. AP. Cuando las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia se sienten a la mesa de negociaciones en octubre frente a los delegados nombrados por el gobierno colombiano, el tema prioritario será hablar de un cese al fuego bilateral, dijeron hoy varios líderes guerrilleros en Cuba.   

“El cese del fuego lo vamos a plantear nosotros en el momento que nos sentemos a la mesa… vamos a discutirlo”, dijo el comandante Mauricio Jaramillo, durante una rueda de prensa el jueves realizada junto a otros miembros de las FARC.   

Jaramillo es uno de los seis miembros del llamado “secretariado” o máxima instancia de gobierno de las FARC.   

El comienzo formal de las negociaciones entre rebeldes y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos está previsto para el ocho de octubre en Oslo, Noruega.   

Los guerrilleros no ofrecieron detalles sobre cómo se adelantaría el cese al fuego ni tampoco precisó sus alcances.    

Dos días después de que el presidente Santos confirmara los acercamientos exploratorios con el grupo guerrillero, el pasado 29 de agosto, la ex senadora Piedad Córdoba y miembros de su grupo de activistas “Colombianas y Colombianos por la Paz” habían resaltado la importancia de cesar las hostilidades para facilitar el avance de los diálogos.   

“El hecho de insistir en la salida política al conflicto social y armado que vive el país se fundamenta además en un interés y de un afán muy concreto de plantear propuestas que van desde la humanización de la guerra que saque a la sociedad civil del conflicto y también posibilite una tregua bilateral, que ambiente de mucha mejor manera (las conversaciones)”, dijo Córdoba, quien entre 2008 y lo que va corrido del año, sirvió como mediadora de un proceso que llevó a la libertad a más de una veintena de secuestrados.   

Algunos de los plagiados tenían más de una década en cautiverio.   

Carlos Lozano, editor del semanario “Voz” del Partido Comunista colombiano, e integrante del grupo de activistas, también había insistido en la necesidad de que las partes discutan ese cese de hostilidades como una forma “para que el conflicto se pueda bajar en su intensidad, para que el diálogo se adelante bajo…un ambiente favorable, a la distensión y no a las alteraciones propias de los horrores y la barbarie de la guerra”.   

“El diálogo se puede adelantar en cualquier otro país, pero hacia allá llegarán los ecos de la confrontación, de los horrores de la guerra en Colombia, por lo tanto de nuestra posición humanista planteamos la necesidad de que se pacte un cese (al) fuego, un cese de hostilidades bilateral, una disminución de la intensidad del conflicto que tiene que ser un compromiso de todas las partes, un compromiso tanto de la guerrilla como del gobierno colombiano”, dijo Lozano.   

La declaración de ambos activistas, que han tenido en el pasado contacto directo con líderes de las FARC, como Iván Márquez, también miembro del secretariado, ya anticipaba una señal de que la guerrilla estaba dispuesta a negociar un alto a las hostilidades tan pronto se iniciaran los diálogos en Oslo.   

En los pasados diálogos de paz, realizados durante la presidencia de Andrés Pastrana (1998-2002), gobierno y FARC acordaron un cese de fuego, pero los rebeldes se retractaron pocos días después al quejarse de nuevos controles sobre una zona de negociaciones de 42.000 kilómetros cuadrados, que había sido desmilitarizada tres años antes como exigencia de los rebeldes para dar inicio a los diálogos.   

Cuatro meses después, en febrero de 2002, los guerrilleros secuestraron un avión y tomaron como rehén al senador Jorge Eduardo Gechem. En la noche Pastrana, molesto por el secuestro del senador que era miembro de la comisión de paz de la cámara alta, rompió negociaciones y ordenó el reingreso inmediato de fuerza pública en dicha zona.   

Este jueves, el jefe negociador del gobierno de ese fallido proceso de paz, Víctor G. Ricardo, dijo que el cese de hostilidades sí estuvo en la agenda de aquellas conversaciones, pero que el tema no es dejar las armas, sino cómo dejarlas o qué hacer después que desmovilicen y quién verifica su cumplimiento.   

Los diálogos que adelantó el entonces presidente César Gaviria (1990-1994) con una coordinadora de tres grupos guerrilleros distintos, que incluían a las FARC, naufragaron en 1992 en México por acciones atribuidas a los rebeldes.   

Entre ellas, se encontraba el secuestro y posterior muerte en cautiverio del ex ministro de Obras Públicas, Argelino Durán, quien había sido plagiado por el ya desaparecido Ejército Popular de Liberación (EPL).   

Durante la conferencia de prensa de este jueves desde La Habana, los rebeldes dijeron inicialmente que los negociadores de la guerrilla eran Iván Márquez y José Santrich.   

Márquez ha sido negociador en otros intentos de alcanzar la paz. Santrich, por su parte, integra el “Estado Mayor Central”, un cuerpo de unos 30 miembros que está por debajo del secretariado.   

Pero pocos minutos después agregaron otro nombre: el de Simón Trinidad. Su nombre real es Ricardo Palmera y cumple una pena de 60 años de cárcel en Estados Unidos por el secuestro de tres ciudadanos de ese país.   

“Ustedes serán los portadores de esa noticia, de que las FARC han tomado la decisión, como un símbolo de la patria y de la dignidad, de tener a Simón en la mesa de diálogo”, dijo a los periodistas el dirigente guerrillero, Andrés París.   

Los rebeldes no dijeron cómo participaría Trinidad, ni si el gobierno colombiano o el estadounidense habían acordado su liberación y participación.   

Pero Marco León Calarcá, también del Estado Mayor de las FARC, insistió que “va a estar como integrante de la delegación en la mesa (de negociaciones), independientemente de las molestias que le pueda causar a quien le pueda causar”.   

Esta semana gobierno y rebeldes anunciaron que el 27 de agosto habían firmado un acuerdo marco para comenzar a negociar la paz en busca de poner fin al conflicto armado interno que aqueja a la nación andina desde hace casi 50 años.   

Santos dijo que no creara zonas de despeje ni retirara a la fuerza pública de ningún lugar del país y que se negociara en medio del conflicto armado con plazos específicos para verificar el cumplimiento de acuerdos. “Si no hay avances, sencillamente no seguimos” en las negociaciones, dijo.   

Para algunos analistas y observadores no es tan importante quien sea el negociador, sino que ellos reciban el respaldo de sus partes.   

“Lo importante es que representen en debida forma a su parte con el propósito de que después no se diga que son personas que no cuentan con el respaldo de las decisiones”, dijo hoy a The Associated Press Ricardo, ex jefe negociador oficial colombiano en las negociaciones durante el gobierno Pastrana.   

Agregó, sin embargo, que “la designación de personas que están fuera del territorio nacional (como Trinidad) pues genera dificultad porque no depende del gobierno colombiano darles autorización”.   

En tanto, el ex ministro del Interior Fernando Londoño (2002-2003), quien en mayo pasado fue víctima de un atentado en Bogotá en el que murieron dos de sus escoltas y que es atribuido a las FARC, opinó que luego de escuchar la rueda de prensa desde

La Habana “no me queda duda de queda duda de que aquí sólo hay un vencedor, que son las FARC, y un sólo derrotado, que somos 46 millones de colombianos”.   

Londoño dijo que no le extrañaba que las FARC negaran la autoría del atentado en su contra. En Cuba, los rebeldes dijeron que no habían cometido ese atentado al ex ministro, y dijeron que no tenían un solo secuestrado en su poder o lazos con el narcotráfico.   

Alfredo Rangel, director de la Fundación Seguridad y Democracia dedicada a estudiar el conflicto interno colombiano, dijo vía telefónica que los negociadores nombrados por las FARC “tienen alta jerarquía y una gran ascendencia en el interior de la guerrilla”.   

En su concepto, Márquez al parecer estaba en desacuerdo con los diálogos con el gobierno por lo que consideró que “será un hueso duro de roer” en la mesa de negociación.   

Otro de los temas que sobre los que se consultó los guerrilleros durante la ronda de prensa fue el del narcotráfico y los alcances en este asunto de una reconciliación.   

“Para resolver el tema del narcotráfico entonces tenemos que resolver el tema de la pobreza en el campo, el primer punto y tenemos que resolver la producción de otras cosas que permitan al campesino vivir dignamente de su trabajo”, expresó Calarcá.   

Según Calarcá, las FARC no tienen “nada que ver con el narcotráfico” — un asunto de sensibilidad en todo el continente y en particular en Colombia — y que el tema de las drogas es un “problema de los Estados Unidos y sus países aliados”.   

El narcotráfico es uno de los cinco puntos de la agenda de negociaciones acordada entre las partes tras al menos seis meses de discusiones reservadas en La Habana junto con las cuestiones de política rural, la participación política de los futuros desmovilizados y el resarcimiento a las víctimas.   

En Bogotá, la oficina de prensa de la Fiscalía General informó que el presidente Santos estaba reunido en la casa de gobierno con el fiscal general Eduardo Montealegre tratando entre otros temas el levantamiento de las órdenes de captura vigentes en contra de los negociadores rebeldes.   

En la conferencia también estuvieron presentes los embajadores de Noruega, Venezuela y Chile, que acompañarán el proceso.   

——    Andrea Rodríguez está en Twitter como: www.twitter.com/ARodriguezAP  

——    Los corresponsales de The Associated Press en Bogotá Libardo Cardona y Vivian Sequera contribuyeron con esta información.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas