BOGOTA (AFP).- La guerrilla de las FARC asesinó a 10 trabajadores madereros y secuestró a 170 personas, incluyendo mujeres y niños, en una zona selvática del noroeste de Colombia, cerca de la frontera con Panamá, aseguró ayer, viernes, el gobernador del Chocó, Julio Ibarguen.

«La información que me confirma el alcalde municipal (de Riosucio) es que son 170 secuestrados y diez muertos, lo que se trata de una verdadera masacre», dijo Ibarguen.

El gobernador señaló que los secuestrados son aserradores que trabajan en la selva del Darién y sus familias, en un paraje denominado Taparal rodeado por el río Truandó, a varias horas del poblado de Riosucio, en la frontera con Panamá.

El comandante de las Fuerzas Militares, general Carlos Alberto Ospina, informó que tropas del Ejército llegaron en helicóptero al lugar donde encontraron a 57 personas, aunque señaló que no podía asegurar si ese grupo hacía parte de las personas dadas por secuestradas.

Las tropas tratan de establecer lo que ocurrió con los aserradores y sus familias que habitan en las riveras del río Truandó.

«Había algunos escondidos y apenas vieron nuestros helicópteros salieron e informaron a la unidad militar, que habían encontrado un bloqueo en el río y que los bandidos los habían hecho pasar por ese bloqueo, por un retén ilegal. Hasta ahora eso es lo que se ha encontrado», señaló.

El ministro de la Defensa, Camilo Ospina, manifestó a la AFP que la situación «es preocupante», aunque señaló que esperará un informe de los comandantes militares enviados a la zona antes de dar cifras de víctimas.

El jueves, en un reporte inicial, las autoridades regionales habían señalado que los secuestrados eran 35, de los cuales cinco habían logrado huir y dieron aviso a las autoridades locales.

Ibarguen atribuyó el plagio a un frente de las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que opera en la frontera con Panamá y que mantiene una disputa territorial con un grupo paramilitar de extrema derecha.

Desde Washington, la organización Human Rights Watch (HRW) dijo que la acción atribuida a la principal guerrilla colombiana «ha mostrado una vez más el desprecio de este grupo hacia los derechos de los colombianos por quienes dice luchar».

La guerrilla acusa a los «madereros secuestrados de ser colaboradores de los paramilitares», según autoridades locales citadas por HRW.

Una fuente militar señaló que no se descarta que los rebeldes puedan cruzar la frontera con Panamá, debido a que los controles fronterizos son débiles.

Fredy Lloreda, secretario de gobierno del departamento de Chocó, dijo que el gobierno regional solicitó al Comité Internacional de la Cruz Roja que envíe una comisión de buenos oficios ante los rebeldes para que liberen a los aserradores y sus familias.

Los secuestrados son trabajadores madereros que junto a sus familias se internan en la selva, en la que improvisan campamentos durante dos o tres meses para cortar árboles.

Lloreda señaló que en varias ocaciones en el pasado las FARC han amenazado a los aserradores que trabajan en la zona, considerada por la guerrilla como un corredor estratégico para el tráfico de armas y drogas desde Centroamérica.

Aunque los secuestros masivos por parte de las guerrillas disminuyeron en los últimos cuatro años, varios casos han sido denunciados en meses pasados.

Hace un año en la misma zona las FARC secuestraron a 25 madereros, de los cuales posteriormente 23 fueron dejados en libertad y dos nunca aparecieron.

En noviembre 22 civiles fueron secuestrados en el sureste del país mientras que 25 turistas fueron retenidos por las FARC el 18 de abril en el parque nacional de Los Nevados (centro-oeste).