Favores y su extensión en la cultura política

Favores y su extensión en la cultura política

La reciprocidad basada en débito-favor es uno de los principales ejes de interacción social en la sociedad dominicana. En las comunidades rurales y urbanas los favores tejen redes sociales y generan en su interior cohesión social. Los favores incluyen múltiples dimensiones como son: el paso de un puño de arroz, un plato de comida, apoyo en caso de enfermedad, entre otros.

El establecimiento de favores sirve como sostén del tejido de relaciones de poder entre los partidos políticos y la población con el sistema clientelar. Este poder se mantiene por el sentido de deuda que genera el favor que alimenta el sistema de control social.

Darle puestos, empleos, botellas o cheques a personas en las comunidades fortalece las relaciones de poder y convierte los empleos públicos en “regalos” concepto asociado al sentido del “don” que analizan Mauss y Godelier. El tejido favor-débito permea la membresía del partido político en el gobierno. El trabajo en las campañas políticas conduce a entender que “ganar las elecciones” es una garantía para la obtención de “lo suyo”.  “Conseguir lo mío” es una expresión que denota claramente la apropiación de los puestos, salarios y fondos del Estado. La ausencia de la carrera civil y administrativa es el producto de ello. Cada funcionario tiene poder para nombramientos desde la red de “favores” en su círculo familiar y político abultando la nómina que aumenta los gastos del Estado. Todas estas prácticas han convertido el Estado dominicano en patrimonio del grupo gobernante que se enriquece rápida e ilícitamente (lo que se observa en la obtención de jeepetas de lujo y otros bienes que no se consiguen con simples salarios).

La corrupción agudiza la desigualdad social y disminuye las partidas que deben ser dirigidas a políticas sociales  como: educación, salud, vivienda, juventud, niñez, envejecientes, saneamiento, agropecuaria y fuentes de empleo. La corrupción es ejercida por una clase política que representa una minoría. No es justa la afirmación de que la corrupción es parte de nuestra cultura porque la gran mayoría vive en la pobreza y hace grandes esfuerzos para “sobrevivir”.  

La población dominicana reclama cada vez más una intervención en la corrupción sin lograr respuesta del gobierno. Nuestro país se ha convertido en uno de los países latinoamericanos con mayor índice de corrupción, según se muestra en el estudio publicado por Transparencia Internacional. Existen nexos entre corrupción y delincuencia, sin embargo la delincuencia se identifica en la sociedad dominicana como aislada de la corrupción. La corrupción es una forma de delincuencia con un robo sistemático y continuo a nuestros recursos. El Poder Ejecutivo no actúa contra la corrupción agudizando así la desigualdad y la inequidad. 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas