Fe y activismo son binomio poderoso

Fe y activismo son binomio poderoso

La Iglesia Católica ha condenado durante siglos toda forma de violencia, incluidas las agresiones contra las mujeres. Para Damaris Patrocinio, empresaria, activista católica y presidenta del Foro de Mujeres en Defensa de la Vida y la Familia (Fomudevid), la fe es no solo un refugio espiritual, es también una herramienta transformadora para promover la dignidad y el respeto hacia las mujeres, y a todas las personas.

En esta entrevista destaca la necesidad de una interpretación adecuada de la doctrina cristiana y un activismo alineado con los principios bíblicos. Según ella, la violencia contra las mujeres es una grave violación de los derechos humanos y contradice los principios esenciales del Evangelio.

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“Jesucristo predicó el amor al prójimo y la igualdad de todos ante Dios. Desde esa perspectiva, cualquier forma de violencia es inaceptable”, afirmó la activista.

Reconoció que, aunque la Iglesia ha jugado un papel importante en la lucha contra injusticias como la esclavitud y el maltrato humano, también ha enfrentado distorsiones generadas por interpretaciones erróneas de los roles de género.

“Los errores en la comprensión de la complementariedad entre hombres y mujeres han llevado a actitudes injustas, pero la doctrina cristiana insiste en el respeto mutuo, la equidad y el amor”, señaló.

Patrocinio se describe como una mujer de fe que encuentra en su relación con Dios la fuerza para defender a las mujeres y las familias. Para ella, el acompañamiento espiritual y la formación doctrinal son esenciales para empoderar a las mujeres y cambiar mentalidades que perpetúan la violencia.

“La Iglesia enseña a velar por la dignidad de todos los seres humanos, especialmente de los más vulnerables. Esto nos obliga a ser una luz frente a la oscuridad que representa la violencia”, afirmó.

Inspirada por las enseñanzas del Papa Francisco, quien ha condenado enérgicamente la violencia contra las mujeres como “un insulto a la humanidad”, Patrocinio también menciona la influencia de San Juan Pablo II y el Papa Pablo VI. Estos líderes han subrayado el papel vital del “genio femenino” y el llamado de las mujeres a transmitir los valores cristianos de paz y amor en todos los ámbitos de la vida.

Patrocinio sostiene que la lucha contra la violencia no se limita a las políticas públicas, sino que requiere un cambio cultural y espiritual. “Las mujeres tenemos un papel fundamental en la construcción de una sociedad basada en el respeto y la equidad”, declaró.

Resaltó la responsabilidad de la Iglesia en la erradicación de la violencia de género, promoviendo una educación basada en valores y acompañando a las víctimas. Para Patrocinio, la fe ofrece un enfoque integral de abordar las causas profundas del problema.

“Las actitudes de superioridad, posesión y control alimentan la violencia. Si inculcamos respeto mutuo y dignidad desde la doctrina cristiana, sembramos las semillas de una sociedad más justa y pacífica”, concluyó.