Fe y Alegría. Vale la pena compartir

Fe y Alegría. Vale la pena compartir

Fe y Alegría  cumple, el 8 de diciembre, veinte años y tenemos experiencias educativas que creemos que vale la pena compartir. Una de ellas es la del centro san Ignacio de Loyola, de La Vega. El san Ignacio está para cumplir su primer año y se orienta  hacia el segundo. Esta es la historia.

Ramona García lanzó la idea de construir un liceo técnico en la zona sur de La Vega. Dos razones la movían. En La Vega  hay un solo liceo público, sobrepoblado. Y la zona sur reúne en veinte y tres barrios una masa creciente de estudiantes. Se convocaron asociaciones populares y amigos de La Vega y de todo el país.

Se formó un patronato pro centro. Se pidió a Fe y Alegría gestar el proceso. Con fe en Dios y en la gente  se lanzó el proyecto.  CONANI donó 4,856  metros cuadrados de tierra.

 La Iglesia Evangélica El Camino presta su local de lunes a viernes. Fondos Mineros, Grupo Ramos, Fundación Falcondo, ProVega, Fundación Medrano y Antonio Capellán ayudan económicamente.

Compartimos con otros centros de lo que nos sobraba y de lo que necesitamos.

El Ministerio de Educación concedió el código escolar, proporcionó pupitres y libros y  ha nombrado cinco profesores.

En julio del 2009 elegimos el cuadro de profesores bajo el liderazgo de Luis Federico Santana y seleccionamos 140 alumnos para el primero de bachillerato. Y organizamos tres jornadas sobre los valores e identidad de Fe y Alegría. Una con  alumnos, otra con profesores y otra con los padres de familia.  

El martes 18 de agosto de 2009  comenzamos las clases como bien se pudo. Estuvimos en el acto de apertura, pero les dejamos el trabajo al director y profesores.  Nos dedicamos a buscar recursos para mantener la obra. El equipo de técnicos de Fe y Alegría visita el centro periódicamente.

A los cinco meses, nos llegó la primera evaluación. La dirección del centro dice que en el local “se ha hecho una división provisional con soga, tela negra, sillas, cartón para habilitar el espacio para dos aulas. Disciplina e higiene son los valores a trabajar pues se evidencian como los puntos débiles del estudiantado, lo que no significa que honestidad, solidaridad, paz y trabajo en equipo se descuiden. La población no conoce hábitos de estudio, en su mayoría no conoce la palabra concentración. Los padres no entendían que tenían un papel de colaboradores del proceso educativo.  La cultura de la violencia: “al que dé, dale”,  nos ha hecho perder mucho tiempo. Gangas y drogas.

 Más capacidad de hablar que de escribir: maestros de la palabra hablada,  pero renuentes a escribirla. Tenemos el equipo directivo, la junta de centro, los consejos de cursos, el consejo estudiantil y la sociedad de padres”.

Por su parte, los técnicos de Fe y Alegría, en su evaluación de diciembre de 2009,  opinan que el “San Ignacio de Loyola es un centro nuevo, que a  cinco meses de trabajo promete mucho.

Se  conforman los equipos de trabajo y hay un buen ambiente entre los/as docentes y los estudiantes (aún con las características propias de su contexto) se vislumbran como un grupo que irá dando pasos importantes de crecimiento y de apropiación de los procesos. Se mantiene una buena comunicación con nuestra Dirección y con la Dirección regional y distrital  del Ministerio.

Se sugiere seguir trabajando con ellos en el diseño de su Proyecto Educativo, las normas de convivencia y el plan de clases.”

Mientras tanto, Fondos Mineros construye cuatro aulas y un servicio sanitario. Se han convocado inscripciones para   escoger otros 140 alumnos. Se buscan los nuevos maestros.

La solicitud al Ministerio de Educación es el nombramiento del director,  de los restantes maestros y del personal de mantenimiento, y la construcción del plantel.

 

El autor es Director  de Fe y Alegría.

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