Febrero patriótico y carnavalesco

Febrero patriótico y carnavalesco

Febrero tiene muchas lecturas para quienes nacimos y crecimos durante la larga, oscura y tenebrosa noche de la dictadura trujillista. Trataré de hacer un resumen apretado de mis más de dos tercios de vida transcurridos, los que se inician con el final de la Segunda Guerra Mundial, viviendo lo que fue el tiranicidio, la breve democracia boschista, la revolución de abril de 1965, el febrero de Caracoles, y para cerrar el circo de febrero 2015. Siendo apenas un niño que recién conocía el aula y estrenaba los glúteos en un pupitre, pinté con bija mi cara, y embarré el resto del cuerpo con polvo de carbón vegetal.

Acto seguido, me puse un traje de disfraz de henequén y salí con una vejiga de chivo a corretear por el vecindario. Poco tiempo duró aquel ensayo infantil en cuaresma, pues la abuela enojada, emitió su sentencia inapelable: ¡Veinticuatro horas condenado a vivir fuera de la gracia de Dios!

Por once años consecutivos fui obligado a conmemorar la Independencia nacional haciendo énfasis en las loas “al insigne benefactor y padre de la patria nueva”. Ensayos de marchas, cantos, desfiles y discursos eran tareas escolares obligatorias durante 27 días. De repente todo cambió, las tinieblas dieron paso a un luminoso sendero. En la toma de posesión del gobierno presidido por Juan Bosch, el 27 de febrero de 1963, recordamos haber oído de labios del Jefe de Estado este imperecedero e inspirador párrafo: “Un gobernante democrático debe tener oídos abiertos para oír la verdad, ojos activos para ver lo mal hecho antes de que se realice, mente vigilante para que nada ponga en peligro la libertad de cada ciudadano, y un corazón libre de odios, dedicado día y noche sólo al servicio del pueblo… pongamos todos juntos el alma en la tarea de edificar un régimen que dé amparo a los que nunca lo tuvieron, que dé trabajo a los que lo buscan sin hallarlo, que dé tierras a los campesinos que la necesitan, que dé seguridad a los que aquí nacen y todos los que erran por el mundo en pos de abrigo contra la miseria y la persecución.

El mundo en que vivimos parece estar lleno de soberbia y de odios: pero cuando entramos en él con la mirada limpia del que no tiene amarguras, hallamos que millones y millones de personas trabajan en silencio por un mañana mejor”. Ese mes preñado de esperanzas fue abortado con la asonada golpista del 25 de septiembre 1963. A esta bochornosa acción criminal contra la Patria le seguiría la heroica gesta de la revolución del 24 abril de 1965. Esta última fue abortada mediante la intervención militar norteamericana. Febrero de 1973, en Playa Caracoles, sería testigo de la inmolación de nuestro imperecedero Coronel de Abril.

Despertamos en febrero 2015 en medio de una gran comedia a teatro lleno. Se presenta un circo nacional, en donde el público se divierte con boleto de entrada gratis para ver a grandes actores profesionales que visten costosos y refinados disfraces de última moda. Yo, si la abuela no me duplicara la pena y no se confundiera mi origen, me pintaría con petróleo y usaría el atuendo de henequén en este divertido baile de carnaval.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas