Año tras año la misma cosa, que si felices pascuas, que si próspero año nuevo, que los mejores deseos para ti y para los tuyos, regalos por aquí y regalos por allá, sonrisas, besos en las mejillas, abrazos de felicitaciones.
Año tras año la misma cosa, pero ¿cuándo se harán buenos los buenos deseos? ¿Cuándo llegará la felicidad?
¿Qué es la felicidad? ¿Es un estado del alma? ¿Es un recuerdo? ¿Es la felicidad tan efímera como el rico y pasajero olor de un perfume?
¿Se cumple la felicidad con el simple deseo de desearla?
¿Proporciona el sistema de gobierno que vivimos el camino hacia la felicidad colectiva?
¿Hasta cuándo vamos a decir que deseamos que el pueblo sea feliz pero no hacemos lo necesario para que ese deseo se convierta en realidad?
¿Qué hay que hacer para que el pueblo sea feliz?
¿Es la felicidad un estado pasajero o puede ser el ejercicio colectivo de la vida en una sociedad donde haya equilibrio y respeto?
¿Equilibrio en qué? En la distribución de las riquezas.
¿Respeto a qué? A leyes justas y sabias, a las autoridades que actúan dentro de la Constitución y las leyes.
Año tras año la misma cosa. El condicionamiento del comercio y de los medios de comunicación que bailan al ritmo que baila el mono: por la plata.
¿Es imposible que un gobierno dominicano haga un esfuerzo concentrado en la solución del analfabetismo?
¿Es imposible que un gobierno dominicano haga un esfuerzo concentrado en la medicina preventiva?
¿Es imposible que haya planes serios, confiables y que se ejecuten, para que la tierra produzca los alimentos que consumimos y se industrialicen los productos del agro y la pecuaria que adquirimos en el extranjero?
¿Es imposible que tengamos la cortesía y la educación suficientes que nos permitan algo tan simple como cumplir con las normas y las leyes de tránsito?
¿Es imposible que en esta época de la globalización y todos los etcéteras que forman la cola, el país dependa más del extranjero y ni siquiera somos capaces de proporcionar energía eléctrica aunque nos cuesta más caro que en todos los demás países?
No es tiempo de amarguras. Enciendan el faro a Colón. Iluminen los estadios de béisbol, lleven 20 combos al malecón.
Este es un momento de felicidades, aunque el Presupuesto contemple rebajas para la educación y la salud.
¡Qué importa! Fiesta y mañana gallos.
Y no lo olvido:
Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo, paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Pero ¿cómo se lograra ese deseo si la corrupción y la hipocresía andan de manos en el gobierno y en la oposición?