Hoy 
POR ANNA JIMENEZ
Definitivamente, el norte de todo ser humano debe ser alcanzar la felicidad personal, pero es difícil si no tenemos claro donde están situados esos puntos cardinales en nuestras vidas. Reflexionar todos los días, hacer un alto en el camino y vernos desde otra perspectiva, es una forma de hacernos saludables de dentro hacia fuera.
Nos ayudará a entender la dimensión del amor de Dios en nuestras vidas y a comprender que la vida tiene mucho que ofrecernos, que somos tesoros valiosísimos y que no se nos puede aquilatar, sin antes hacerlo por nosotros mismos.
Las decisiones que se toman en la vida son las puertas que se abren o cierran a nuestro porvenir. Hay que ser sabios e inteligentes, sin disociar, para que menos piedras se crucen en nuestros pies y aguas limpias nos sumerjan en un canal de triunfos.
La felicidad personal es como su nombre lo indica, de cada individuo solo uno mismo puede sentirla y en gran medida ser el responsable de alcanzarla o perderla.
Seremos mejores seres humanos en la medida en que entendamos este concepto. ¡Sean felices!.
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