Felicidad y calidad de vida

Felicidad y calidad de vida

Recientemente,  Bonaparte Gautreaux Piñeyro, comentó sobre una publicación donde se coloca a la República Dominicana como el  país más feliz del planeta después de Costa Rica.

Tanto él, como algunos lectores, consideraron la afirmación como una broma; sin embargo un dominicano ausente comentó que tiene empleo asegurado, vivienda, alimentación de primera, salud, educación y diversión y sin embargo sólo ha sido feliz en su tierra, aún con la miseria, la delincuencia, la corrupción y los apagones en su niveles más desesperantes.

Revisé el estudio HPI (Happy Planet Index), aparecido en mayo de este año  y es un análisis de tres variables: Expectativa de vida (edad promedio de supervivencia), satisfacción en situación actual (estado de ánimo –sentirse bien, mal o miserable-) y condiciones medioambientales (ecología).

En una lista de 143 países,  Estados Unidos está en el lugar 114 y la República Dominicana en el segundo, (“aunque usted no lo crea, de Ripley”).

La incógnitas serían ¿a quiénes, cuándo y dónde encuestaron?  ¿Las respuestas en los centros turísticos de Bávaro, Punta Cana, Samaná y Puerto Plata fueron equiparables a las de Los Mameyes, La Barquita, Los Minas, Guachupita y Capotillo? ¿Pueden hablar de “calidad de vida” o “felicidad” los que nunca la han tenido? A nadie le hace falta lo que no ha conocido.

El estudio refleja dilemas entre “calidad” de vida y “felicidad”, ya que puedes estar como el dominicano del primer párrafo, con todo a su alcance, pero amargado, o morirte de hambre  con una enfermedad cubrable, riéndote a carcajadas de cosas como las estadísticas, que se parecen a las minifaldas, porque “enseñan lo suficiente, pero esconden lo fundamental”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas