«Felicitaciones por su triunfo y por la humildad con que lo ha recibido”, fueron mis palabras al saludar al presidente Luis Abinader a su arribo a la funeraria donde eran velados los restos de la madre de la periodista Alicia Ortega, y del magistrado Rafael Luciano Pichardo.

Justo a su llegada compartía, en la entrada, con el ministro de Turismo, David Collado, sobre la posible construcción de un Centro Cultural en Mao, donde dos instituciones sociales están en disposición de donar al Gobierno el solar necesario.

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La felicitación es extensiva a la ciudadanía votante que ejerció su derecho cívico de manera organizada y a quienes reconocen que al certamen electoral se va a ganar o a perder, contrario a otros que se han desbocado con acusaciones temerarias y argumentos absurdos en vez de sentarse a analizar cómo superar situaciones como la del partido que, con dos millones de militantes inscritos, solo llevó a votar a 520,000 miembros.

De aquí a mayo faltan muchas cosas por verse y oírse, y si lo que pasó en estas elecciones municipales es indicio de lo que viene en las presidenciales y congresuales, el que tenga las lágrimas hondas, que empiece a llorar temprano o se ponga a trabajar para mejorar su situación.