Felipa: mujer difícil de doblegar

Felipa: mujer difícil de doblegar

La diputada Felipa Gómez, calificada en la década de 1980 como «la chica terremoto», por la forma aguerrida con que defendía sus planteamientos en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y que ahora defiende la Casa Nacional del PRD junto a otros de sus compañeros, ha estado presente en numerosos momentos claves de la vida de esa organización política.

Junto a otros compañeros está en la Casa Nacional del PRD desde el lunes, al no reconocer la destitución de Hatuey de Camps como presidente de la organización por parte de una facción perredeísta que en su lugar nombró a Vicente Sánchez Baret en la asamblea de delegados que ratificó la candidatura presidencial del presidente Hipólito Mejía.

La mención de Felipa, una mujer que consumió su juventud en las filas de la Unión Cívica, el PRD, el comando La Cucaracha (uno de los que enfrentó la invasión estadounidense de 1965), y en los callejones del sector de Herrera, donde huía de las persecuciones del gobierno de Joaquín Balaguer (1966-1978), sugiere la aparición de una mujer firme y difícil de doblegar.

¿Es esta mujer una fiera? Probablemente no. En los momentos más beligerantes de su vida defendió su mansedumbre, porque sobre todo en los ochenta fue cabecilla de no pocas reyertas dentro del partido blanco.

Y, ¿paradojas de la vida?, este volcán en erupción que es Felipa Gómez boicotea, en el 2004, la entrada a la sede del PRD al mismo Sánchez Baret con quien se enfrentó en términos personales en 1980, por las pasiones que se desatan en el quehacer político.

[b]DEL PRD AL CONCORDAZO[/b]

No es la primera vez que Gómez ocupa la Casa Nacional del PRD. En 1985, en vísperas de la elección del candidato presidencial del PRD (entre José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta), la dirigente perredeísta se acuarteló en ese local junto a decenas de mujeres, en reclamo de que a los frentes de masa se les diera participación convencional.

No más de ocho horas permaneció allí, de donde salió aferrada a las promesas de Peña Gómez. Pero el 24 de noviembre del mismo año, según las reseñas periodísticas, esta majlutista habría iniciado el tiroteo que abortó el conteo de los votos de la convención que se realizó en el hotel Concorde.

Ese acontecimiento, llamado «concordazo», vaticinó la derrota del PRD en las elecciones presidenciales de 1986 y alimentó más el famoso fantasma de la división que persigue a la organización política.

Ahora Felipa está del lado de De Camps, aspirante a la nominación presidencial del PRD y líder del sector que no reconoció la Junta Central Electoral (JCE), y enfrenta al hueso más duro de roer del Proyecto Presidencial Hipólito (PPH), la facción perredeísta que parece tener la sartén por el mango en el partido.

Pero la Gómez (con 60 años a cuestas y un riñón menos) ha dicho que de la Casa Nacional no sale, porque por defender el partido sería capaz de perder hasta su vida.

Esta mujer, nacida en la sección Las Uvas, de La Vega, ha vivido por más de 30 años en la casa número 39 de la calle Cuba, en el barrio de Herrera.

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