Felipe Mora – La población no puede pagar apagones

Felipe Mora – La población no puede pagar apagones

Ninguna economía organizada puede mantenerse ni desarrollarse sino cuenta con un ingrediente de primerísima importancia, como es la energía eléctrica. La garantía para el progreso tiene que estar estrechamente relacionada con un eficiente servicio energético.

Eso no constituye un secreto para nadie, y al referirme a ello no estoy descubriendo la fórmula del agua tibia. Pero por lo que viven en estos días los usuarios del servicio, tal parece que a algunos se les olvida lo que significa la electricidad en el desarrollo de una sociedad.

Sin el componente energético es difícil hablar de desarrollo económico, ni antes ni ahora que el mundo cada vez acorta más distancia en lo que se refiere a avanzar en aspectos relacionados con la tecnología.

En estos momentos, República Dominicana atraviesa por serios inconvenientes debido a las molestosas interrupciones en su sistema eléctrico. La falta de electricidad para grandes y pequeños usuarios se prolonga en ocasiones hasta por más de 20 horas en forma ininterrumpida. ¡Una verdadera y calamitosa desgracia! Los reportes no nos dejan mentir.

Los usuarios del servicio, que en su inmensa mayoría pagan religiosamente su consumo eléctrico, sufren la rigurosidad de los odiados y molestosos apagones. A la gente no le importa que las autoridades estén o no al día con sus compromisos de pago a las generadoras, o que por cualquier simple avería se desconecte el servicio por cuatro o cinco horas, o dizque que no hay combustible para encender las generadoras.

No se concibe que en un país sus centros industriales estén funcionando con plantas de emergencia, lo mismo que los establecimientos ubicados en las principales arterias comerciales. En fin, es que todo el conglomerado que compone la dinámica económica de la sociedad dominicana ha sido perjudicado en extremo con esta situación.

Un ejemplo. La zona industrial de Haina a diario debe tener una dinámica de producción, sobre la base de mover sus maquinarias y/o sistemas, y teniendo a la energía eléctrica como materia prima básica. Lo mismo que la zona franca de San Pedro de Macorís, la de La Romana, la de Santiago, por solo citar las más importantes.

Pero también todo el complejo de establecimientos que integran Plaza Naco y sus oficinas comerciales se ven en dificultades si no hay fluido eléctrico, lo mismo que la red de tiendas de la calle El Conde, de la avenida Duarte, y los grandes supermercados diseminados en importantes vías de la ciudad Capital y ciudades del interior. Aquí se impone de rigor un largo etcétera.

Debido a la ausencia de electricidad, miles y miles de amas de casa han tenido que ir postergando día tras día los quehaceres básicos de sus hogares. Los lavados de ropa, el planchado, y asuntos tan indispensables como elaborar una batida para un desayuno o cena han tenido que ser eliminados.

Incluso, disfrutar de lo que es una norma de conducta en el hogar, como darse una ducha, en ocasiones puede resultar difícil. Esto porque sin energía no se puede bombear el agua de la cisterna, para poner otro ejemplo de las molestias que provoca la situación.

Sin que por el momento haya una luz para salir del túnel que nos provocan los apagones, tenemos la esperanza de que en la factura eléctrica no se incluya la oscuridad y los «cables fríos» dentro del prolongado tiempo que tenemos los usuarios cada día. Pues entonces el servicio se convertiría en otra cosa que estaría próximo a llamarse una estafa.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas