La actual crisis económica, que de ninguna manera es exclusiva de los dominicanos, ha provocado toda una dinámica en la que una multiplicidad de personas se las ingenia para establecer algún negocio en particular, o que medio se independice de su empleo, si es que aún lo conserva. En definitiva, mucha gente se ha dedicado a vivir por su propio esfuerzo, y sin contar con salario alguno.

Son incontables las empresas que en medio de la situación de crisis han roto por la parte más vulnerable: sus empleados, y así han decidido recortar sus nóminas lo más que se pueda. O en el peor de los casos, han tenido que cerrar. El asunto es que los cesanteados consideran que de algo tienen que seguir viviendo.

Pese a que incontables negocios se mantienen con serias dificultades, hay miles de proyectos, o nuevas alternativas para la gente ganarse la vida. Las opciones son disímiles en lo que se refiere a buscar la manera de rendir el sustento diario.

Y en ello están inmersos profesionales desplazados, técnicos, obreros, políticos, deportistas, religiosos, en fin, todo ese inmenso público que conforma los distintos estratos del pueblo dominicano.

No constituye ninguna sorpresa en estos tiempos de apuros económicos encontrar a un abogado «haciendo unos pesos» en la calle mediante el uso de su vehículo en el servicio de taxi. O que un publicista esté haciendo pininos para instalar un puesto de chimichurri, o también a un médico que se dedique a cobrar consultas a domicilio.

Por su particular condición de asalariados, los periodistas han sido vapuleados en estos tiempos de quiebra de bancos otrora considerados todopoderosos. La misma situación de que los más importantes medios de comunicación están o estuvieron en manos de poderosos grupos financieros, algunos de los cuales ya colapsados, provocó la debacle en la estructura dirigencial periodística.

Peor aún, dentro del área de los reporteros, que en fin de cuenta han sido los más perjudicados con el colapso sufrido por un sinnúmero de medios informativos, la situación de crisis económica ha repercutido en forma alarmante.

A lo largo de los últimos meses hemos visto importantes medios intervenidos por las autoridades, luego de darse a conocer la quiebra de tres bancos. Esto ha traido aparejado que en periódicos, revistas, estaciones de televisión y radio las cancelaciones se hayan sucedido con una frecuencia nunca vista en la historia del periodismo dominicano.

Los despidos de personal calificado en importantes agencias publicitarias también han venido a engrosar la legión de desplazados en el área de las comunicaciones. Programas que otrora gozaban de un buen respaldo comercial han tenido que reducir sus presupuestos.

Otra cosa es que con todo y lo que significa el proceso inflacionario que vive República Dominicana, con todo y la carestía de la tasa cambiaria, las colocaciones que puedan aparecer en estos tiempos no van acorde a la devaluación que registra la moneda nacional. Todo lo contrario, se han dado casos de técnicos calificados que anteriormente tenían un ingreso superior a los 30 mil pesos, pero que cuando han cambiado de empleo, debido a circunstancias particulares o fortuitas, en la nueva ocupación solo reciben la mitad, o menos de ahí.

Lo malo del caso es que las opciones para enfrentar la crisis se reducen, y las coincidencias son cada vez más a pensar en asuntos que ya están saturados. Y ni pensar en conseguir un préstamo bancario, pues eso sí que no está nada fácil.