SAN FRANCISCO.- Felipe Alou ciertamente no se veía como un hombre que buscaba la manera de resolver su miserable existencia. Ni siquiera lucía como un tipo que necesitaba un abrazo o una palmada en la espalda.

El veterano de 68 años de casi cinco décadas en el béisbol parecía el lunes como que había dormido suficiente y estaba listo para otro juego. Hasta mostró una sonrisa.

Sí, Felipe Alou todavía dirige a los Gigantes, en caso de que se estén preguntando.

Pero Alou se niega a darse por vencido con este grupo, un equipo que había perdido nueve de sus últimos 11 juegos para caer cinco juegos debajo de .500 y al sótano de la División Oeste, donde los Gigantes no habían estado desde la temporada del 2000.

El lunes en la noche, los Gigantes respondieron a la confianza que él les da, con una victoria 3-2 sobre los Bravos. Eso no borra el mal comienzo, pero quizás les de una pizca de esperanza de que pueden romper su mala racha.

Durante este mal abril, los Gigantes se han visto muy feos, no solo perdiendo, sino haciéndolo de mala manera. De hecho, por la forma en que los Gigantes han jugado, su récord realmente podría ser peor. Ha sido el show de un solo hombre, Barry Bonds por supuesto, quien ha recibido transferencias prácticamente cada vez que va al plato.

Sin embargo, Alou se sentó frente a su escritorio el lunes, no parecía como si planeara algo espectacular en el clubhouse. No parecía que había llorado frente al gerente general Brian Sabean para que hiciera algo que le dé vida al roster.

Firme y calmado, a Alou le preguntaron si todavía creía en la gente en el clubhouse y si ellos podían tener éxito.

“Creo”, dijo Alou. “Vamos a arreglar las cosas”.

Ese optimismo se mantuvo intacto a pesar que sabía que sus tres abridores más experimentados todavía no han ganado un juego, y sus jugadores de las esquinas no han pegado un jonrón, entre otros problemas.

“Hay cosas que uno no ve todos los años ni todos los meses de abril”, dijo Alou. O que se quieren ver.

Versión (Dionisio Soldevila Brea).