“Félix Ángel, Ever Asturdillo, María de la Paz Jaramillo y Saturnino Ramírez no son, por supuesto, los únicos dibujantes jóvenes logrados de Colombia. Pero, entre tanta frivolidad decorativa, entre tanta literatura disfrazada, y entre tantas fallidas intenciones, sus obras se destacan como intentos lúcidos de transmitir comentarios al mismo tiempo gráficos y vitales.” Esta cápsula crítica la escribió el curador e historiador del arte Eduardo Serrano, hace 30 años para un catálogo.

En lo que concierne a Félix Ángel, los calificativos siguen siendo válidos. Su obra ha mantenido e incrementado la impronta gráfica y la fuerza vital. La exposición en el Museo Pedro de Osma no sólo confirma esos rasgos, sino que permite apreciar una evolución, a través de obras realizadas entre 1977 y 2003.

Desde sus primeras obras reconocidas, antes de la década del 70 –primera individual a los 17 años , él se distinguió por una recia personalidad, interpretando la figura en forma viril, con una fijación sobre el tema del deporte. Y, a través de ciclistas, jinetes, jugadores de pelota, entre otros deportistas, va afirmando su virtuosidad de la anatomía. El cuerpo humano podía variar sus proporciones –una característica de los grandes dibujantes , la construcción era impecable y contundente, la fortaleza física se imponía en sus protagonistas.

No cabe duda de que siempre demostró concretamente las convicciones expresadas recientemente, con motivo de su exposición peruana: “El arte intelectualizado me parece muy aburrido. Soy de los que continuo creyendo en la imagen y sus infinitas posibilidades, incluyendo la de estimular el intelecto por sus cualidades por supuesto.”

Ahora bien, de un temperamento reservado y no convencional, Félix Ángel prefirió una retrospectiva –que sin embargo se justificaría plenamente–, un simple “muestrario”. Más que una selección antológica, en la que pudo incluir proyectos de murales –luego ejecutados para el Metro de Medellín , pero no instalaciones, él optó por presentar diferentes facetas de su oficio, consideradas por él como las fundamentales: el dibujo, la pintura y el grabado. Queremos subrayar la vertiente gráfica, cada vez más postergada en el arte contemporáneo. Por el contrario, el artista oriundo de Medellín, se ha apasionado por la estampa, sumando a los cortes enérgicos del linóleo, el colorido y la tersura de la serigrafía.

[b]Series y temas[/b]

Félix Ángel trabaja por series, que, en la temática del deporte, se volvieron emblemáticas. Los futbolistas, los jinetes y caballos, los boxeadores, los ciclistas son aquí testimonios de que no hay antagonismo entre arte y deporte: ambos generan emociones intensas que se imbrican perfectamente. Distanciadas de la descripción realista, sus obras, expresionistas y contundentes, emanan sentimientos y pulsaciones: la fuerza interior se convierte en el elemento principal.

Quien conoce a Félix Ángel y su prestancia atlética lo identifica con la práctica del deporte. ¿Una manera de autorretrato? No lo dudamos: el autorretrato y el retrato anónimo –por ejemplo en la “Figura urbana” constituyen otro tema, jamás abandonado. Lo percibimos voluntariamente caricaturesco o por el contrario casi poético y ligero, equilibrado y jugando con el espacio.

Cuando él plasma un jinete, mucho más que el hombre importa el caballo. Pocos artistas han colocado tanta potencia en la bestia, verdaderamente colosal Observamos un fenómeno de metamorfosis: los equinos se vuelven masa, volumen, sugerencia de agresión o resistencia. El caudal expresivo dicta la estructura. Un colorido fauvista marca su independencia. Luego, omnipresentes, monumentalidad y dinamismo prescinden de grandes formatos. Es una serie de singular maestría.

Igual sensación agigantada transmiten sus paisajes de montañas, recorridos por senderos, relámpagos, zigzags aterradores. No hemos olvidado la revelación de ese tema cuando inesperadamente lo descubrimos en una exposición del viejo San Juan. De la representación, Félix Ángel pasaba a una asociación formal, prácticamente abstracta, pero de excepcional poderío. Además, el tratamiento oscuro y sombreado, las formas brutales y macizas, la impresión de dureza e impenetrabilidad, orientaban el dibujo hacia una búsqueda tridimensional. Tal vez, la escultura en madera o en bronce tentó al dibujante

Félix Ángel expuso en República Dominicana, a mediados de los 80, en el Voluntariado de las Casas Reales. Sería tiempo ya que él exponga de nuevo en Santo Domingo, y presente una síntesis de su producción plástica y gráfica de los últimos 20 años. ¡Hace mucho que aquí hace falta una buena exposición colombiana!

[b]Curador y administrador cultural[/b]

El Banco Interamericano de Desarrollo tiene en Washington un Centro Cultural, activo y de alta calidad en su programación: conferencias, conciertos y artes visuales. La educación, el avance cultural, la difusión y la conservación patrimoniales, el estímulo a la creación constan entre sus objetivos.

Todos los países que forman parte del BID acceden a las manifestaciones culturales. En 1998, la República Dominicana presentó en el Centro Cultural una hermosa exposición de arte precolombino, artesanía, fotografía y plástica contemporánea. Félix Ángel fue el curador principal.

Por cierto, él ha organizado y curado una cantidad –difícilmente calculable de exposiciones, escribiendo textos para los catálogos, y encargándose de ediciones importantes. Ligado al BID desde 1992, hace cinco años que Félix Ángel ha sido nombrado director del Centro Cultural. Su manejo de la administración cultural y su sentido del trabajo en equipo han dado grandes resultados.

Cabe señalar que, el año pasado, él organizó un certamen latinoamericano de vídeo, y que la artista dominicana, Mónica Ferreras, se destacó entre los video artistas seleccionados. Ha sido previsto que las cintas seleccionadas y premiadas se presenten en nuestro Museo de Arte Moderno,

La cultura y el arte, en teoría, práctica y creación, no guardan secreto para el talento polivalente de Félix Ángel, colombiano, caribeño, latinoamericano.