FÉLIX PAULA o la constancia  en “la toma del cielo por asalto”

FÉLIX PAULA o la constancia  en “la toma del cielo por asalto”

En verdad, la vida está llena de enigmas, oquedades insondables que impiden el que seamos capaces de acercarnos a presentir, siquiera, lo que nos depara eso que llaman destino.

Cuando Félix y yo andábamos por calles y callejones de nuestro San Francisco natal enamorándonos juntos, inventando mil formas de juegos infantiles, y sobre todo, jugando a tomar el cielo por asalto,  no podía imaginar que aquel joven alto, rubio, de ojos azules y una recia personalidad matizada con un halo de profunda infantilidad que permitía una interacción inmediata y permanente al tratársele, podría llegar a ser el artista de la talla que es en la actualidad.

Con el mismo carácter que asumía de temprano la cuota mayor del sostén familiar se disponía a prepararse en los  estudios de primaria y secundaria para luego ingresar a la Escuela local de Bellas Artes de San Francisco de Macorís, donde terminó sus estudios guiado por ese gran maestro del dibujo y la pintura, ido a destiempo, Manuel Bello Velardi, así como por el profesor de escultura Adalberto Madera.

Félix Paula no solo se pule con el tiempo en el dominio de las artes plásticas, sino en el cultivo de la ciencia, preparación necesaria para un artista con criterio claro de lo que es el mundo, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes, la Escuela de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami, U.S.A. en la que estudió Diseño y Comunicación Visual.

Ahora bien, de la plástica se habla de su modernidad en el sentido de los diferentes estilos y rasgos característicos que modulan el quehacer de  movimientos o escuelas que en determinado periodo se han dado en la humanidad, pero lo cierto es que en el arte no existe tal esnobismo, ya que el registro de dichos cambios se encuentra, en lo fundamental, diseminado en todo el quehacer histórico de la creatividad del hombre, ese sostén se deja sentir desde los fundamentos del esbozo artístico que se conoce como arte rupestre, pasando por el arte egipcio, etrusco, griego, romano, con sus vertientes del Trecento, Quatrocento, y sobre todo el Cinquecento Florentino, la escuela francesa, alemana, portuguesa, inglesa, española, y su expresión flamenca,…     

De manera que lo que existe no es más que un ir y venir en el tiempo con, eso sí, cierta modificación por parte del creador en la verificación de esa, su herencia artística.

En ese sentido, el hermano Félix Paula coloca su dedo creador para plasmar sus huellas e identidad en lo que es ya conocido como su aporte a la búsqueda de los parámetros de una plástica nacional. Tiene ocho exposiciones individuales y un sinnúmero de colectivas, exprofesor de la Escuela de Arte de la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y la Escuela  de Arte Guillo Pérez.

Félix es un excelente escultor, dibujante y pintor. Es más, aunque parezca una herejía, me atrevo a afirmar que este artista, pese a su sólida formación académica en las plásticas y gran capacidad para conceptualizar sobre la misma,  condición muy escasa en nuestro medio, es escultor, primero, y después dibujante y pintor. Así lo afirmo porque conozco la manera en que Félix se enfrenta a la madera o al barro para transformarlos y construir la realidad que le parezca, realidad que todo creador construye sin pensar en el orden de las cosas que se dan en la naturaleza y solo siguiendo lo que le dicta el espíritu más que los sentidos.

El verdadero artista es el que crea su realidad como máximo aporte a la naturaleza imbuido de la más eficaz forma de corresponder a  la problemática que afecta al protagonista principal de la misma, el hombre como especie, y la felicidad como su meta más trascendental.

Félix cree que no vale la pena hacer arte si no es para ponerlo al servicio de los sueños más caros de la humanidad, eso lo hace diferente ante una mayoría de artistas flemáticos ante los problemas de nuestro pueblo.

Félix Paula acaba de producir su más grande aporte a la construcción de la  plástica nacional, y son las estatuas de tamaño monumental que por el frente sur guardan celosas el Palacio de Bellas Artes en la ciudad de Santo Domingo.

El 17 del recién pasado mes de julio, Félix Paula nos brindó su más reciente propuesta escultórica en los vetustos salones de la prestigiosa Universidad Iberoamericana (Unibe).

En síntesis

El homenaje de Unibe

Unibe le reconoció a nuestro Escultor Nacional Félix Paula su capacidad como uno de los escultores de mayor carácter y compromiso con los afanes de desarrollar una plástica nacional ajustada a los valores más puros de  una dominicanidad que habremos de ir puliendo, cual joya de fina estirpe, con el esfuerzo diario y mancomunado de todos los hombres y mujeres de buenos sentimientos.

El arte consciente solo puede parir una obra de calidad tal que, tarde o temprano, tendrá que ser  asumida por toda la sociedad. Solo, que los artistas debemos hacer consciencia al respecto, respetando y dándole valor a nuestro trabajo, entendiendo que cualquiera no puede hacer lo que como arte hacemos.

De entenderlo así, auguramos desde ahora que nuestra plástica tendrá que ser admitida como un aporte de valor incalculable al acervo cultural de la humanidad.

Para ese magnífico escultor, que es  Félix Paula, le deseamos que siga cosechando muchos éxitos. –M. A.

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