FEMINICIDIO
El crimen de ser bonita

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Detalles de la portada del libro Sobreviví, puedo contar.

BBC Mundo. A los 14 años de edad, a Lorena Nieto la mataron unos paramilitarres colombianos. Su crimen: ser una mujer joven y bonita en una zona de conflicto.

«A mí me ha impresionado mucho que de lo único que se acuerda la gente de Lorena es que era muy bonita. Todo el mundo dice lo mismo: que era súper bonita», dice Liliana Silva, quien lleva varios años investigando el asesinato de Lorena Nieto Criollo en un municipio rural del departamento de Meta, en Colombia.

«Y todos en el pueblo, hasta sus amigas, también no hacen más que decir: ‘es que como Lorena era tan jodida, es que como Lorena tenía novios'», dice la abogada de la ONG Casa de la Mujer.

«Nadie ve la vulnerabilidad que la rodeaba. Porque con 14 años, con una madre desplazada, sola y bonita -la iban a postular a reina del pueblo- de esa niña se aprovecharon todos», asegura.

En su oficina de Bogotá, rodeada de documentos y fotos de Lorena, Silva repasa los detalles del caso y se nota que todavía la indigna y le duele.

Y es que han pasado más de diez años y la familia aún sigue buscando el cuerpo de la pequeña, quien, según testigos, murió degollada en septiembre de 2002 a manos de integrantes de un bloque paramilitar al que pertenecía un supuesto novio suyo.

Lorena Nieto Criollo

Lorena fue asesinada a los 14 años de edad por órden de los paramilitares.

Han pasado más de diez años y es sólo ahora que el presunto asesino se apresta a comparecer ante la justicia.

Han pasado más de diez años y el caso continúa rodeado de silencios.

Los silencios con los que los habitantes de Vista Hermosa todavía responden a la mayoría de preguntas sobre el tema.

Sentenciada por los paramilitares. La identidad del presunto autor material del asesinato, Juan Esteban Sanmartín Rodríguez, también conocido como «Sergio», es, sin duda alguna, parte del problema.

Al menos dos mil 283 mujeres fueron víctimas de homicidio en Colombia en el año 2002, el año en que fue asesinada Lorena Nieto Criollo.

Pero lo más probable es que su caso no haga parte de esa cifra, pues la joven de 14 años inicialmente fue reportada como desaparecida.

El número de homicidios de mujeres disminuiría a mil 779 el año siguiente y Colombia no ha vuelto a registrar cifras tan elevadas en la última década.

Pero el país, que registró mil 415 casos en 2011, sigue teniendo una de las tasas de homicidios de personas del sexo femenino más altas del continente: 6,1 por cada 100 mil, según cifras del Instituto de Medicina Legal.

Según la policía colombiana, al momento de su captura, en abril de 2012, era el jefe de sicarios de Los Rastrojos, una de las bandas criminales más importantes de Colombia.

Pero el silencio sobre todo se explica por lo que era al momento de la muerte de Lorena.

En ese entonces, Sanmartín era un miembro más del bloque «Héroes de los Llanos» de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) – el principal grupo paramilitar del país – y acababa de iniciar una relación con la menor.

Y algunas versiones sugieren que, si degolló a Lorena, no lo hizo por razones personales, sino por encargo y en cumplimiento del papel de «regulación social» que se han autoasignado los grupos armados vinculados al conflicto armado colombiano.

«No participé directamente en la muerte de Lorena, pero a mí me corresponde decir la verdad porque lo hicieron personas que estaban bajo mi mando», admitió por ejemplo Luis Arlex Arango, «Chatarro», quien comandaba al grupo de paramilitares al que pertenecía «Sergio».

Según «Chatarro», sus hombres le dieron dos versiones del porqué de la ejecución de Lorena.

«En la primera, dijeron que un mayor del ejército quería evitar una demanda porque ella estaba embarazada de él».

«En la segunda, que ella se había tomado una foto con un guerrillero», se lee en documentos publicados por la fiscalía colombiana en el año 2011.

«Hacían lo que querían con ella». Han pasado más de diez años y aún no se sabe dónde está su cuerpo.

Silva no está segura de que, en caso de que hubiera sido asesinada por sus supuestos vínculos con un guerrillero, la muerte de Lorena entre dentro de la categoría de feminicidio.

«En ese caso, el feminicidio, entendido como el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer, no encajaría así directo, porque eso le habría pasado a cualquier persona que hubiera sido señalada de ser informante de los guerrilleros», le dijo a BBC Mundo.

«Pero sí puede considerarse feminicidio por las circunstancias que llevaron a su muerte, por las relaciones de poder que se entretejieron a su alrededor y terminaron en su asesinato», explicó.

A la abogada le parece además que la más creíble de las versiones es la que que sugiere que Lorena firmó su sentencia de muerte el día que quedó embarazada de un mayor del ejército, quien habría encontrado en la muerte de la menor una forma de salir del problema.

El militar, sin embargo, siempre ha negado haber tenido relaciones íntimas con Lorena.

Aunque, al hacerlo, el uniformado también ha dejado entrever que consideraba que la conducta «impropia» de la joven podía suponer un problema; una opinión aparentemente compartida por los paramilitares que controlaban el pueblo.

«El mayor fue llamado a declarar y dijo que él sí a veces le pagaba la comida, porque le daba pesar una niña tan sola, pero que él no tuvo ningún noviazgo con ella. Y también dijo que le había dicho a la mamá de Lorena que le pusieran cuidado a Lorena, porque le iba a pasar algo si seguía así; un poco como que era una ‘brincona’ (promiscua)», le contó Silva a BBC Mundo.

«Y el mismo ‘Chatarro’ me dijo en la penitenciaria: ‘A esa niña la cogía cada quien, todos hacían lo que querían con ella, la llamaban cada vez que querían», relató.

Sin salida. «Todo el escenario cultural, geográfico, del conflicto casi que se le volvió una horqueta que se cerró sobre ella y no le dejó salida»

Para la abogada, sin embargo, lo más triste del caso es que la vida nunca pareció ofrecerle otras opciones a la pequeña.

«¿Cuál era el destino de Lorena, con una mamá desplazada, con un colegio que no reportaba nada, con una ausencia completa del Estado colombiano, en una zona llena de militares y paramilitares y antes de guerrilla?».

«Todo el escenario cultural, geográfico, del conflicto casi que se le volvió una horqueta que se cerró sobre ella y no le dejó salida», dijo Silva.

Lamentablemente, esa todavía es la realidad de muchas mujeres en Colombia, un país donde en promedio se producen más de tres muertes violentas de mujeres por día.

Un país donde, en el lugar equivocado, ser joven y bonita aún puede acarrear una sentencia de muerte.

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