Feminicidios: armas usadas, acción de feminicidas e influencia medios

Feminicidios: armas usadas, acción de  feminicidas e influencia    medios

 Una sugerencia. Se propone crear una unidad de vigilancia o mecanismos encargados de observar y asegurar el cumplimiento total de la orden de protección y los instrumentos para garantizar la seguridad de las víctimas

En el marco del Día Internacional de la Mujer, los medios de comunicación se convierten en una plataforma ideal para realizar un balance en torno a la situación actual de la mujer y los feminicidios. Durante los últimos tres años se registraron en el país 320 feminicidios, siendo los íntimos la categoría que agrupa mayor cantidad de víctimas con 246, correspondiente al 76.8 % de los casos. De acuerdo con el registro del OPD, el 82.8 % de las mujeres víctimas de feminicidios eran jóvenes de entre los 15 y los 47 años, en su mayoría, con hijos menores de edad.
Una de las teorías planteadas sobre las víctimas de feminicidios se relaciona con la edad y la ocupación laboral o profesional. Estas indican que la edad, la dependencia económica y el nivel académico de las mujeres representa un factor de riesgo importante.
De las 320 víctimas de feminicidios registradas en 2016, 2017 y 2018, tres grupos concentraron la mayor cantidad de casos: amas de casa, estudiantes y empleadas de empresas privadas como banqueras, dependientes de hoteles, restaurantes y otras más. Estos grupos podrían confirmar que efectivamente son las mujeres jóvenes y dependientes económicamente las más vulnerables y las víctimas más comunes de los feminicidios. Sin embargo, esto no es determinante.
En el caso de los victimarios, las ocupaciones laborales y profesionales con mayor cantidad eran miembros de instituciones castrenses (35), comerciantes y empresarios (19) y empleados del transporte público y privado como: chóferes, motoconchistas y taxistas (16).
Armas blancas: las más utilizadas en los feminicidios. Las armas utilizadas para cometer feminicidios son tan diversas como las partes involucradas en esta acción, empero, desde 2016 las armas blancas y las de fuego predominaron en el país para la comisión de este crimen. Se utilizaron 322 armas: 123 blancas, 112 de fuego y 87 en la categoría otros que agrupó las muertes violentas de mujeres cuyos decesos fueron por golpes, estrangulación, envenenamiento o carbonización.
Tal como se observa en la Figura 5, en 2016, el artefacto más utilizado fue el arma de fuego (37 %), situación que cambió en 2017 cuando las armas blancas pasaron al primer lugar (40 %) y se mantuvo en esa posición en 2018 (39.6 %).

Respecto al uso de armas de fuego, en 2017 el 27.9 % de los feminicidas que ejecutaron el crimen usando este tipo de armas eran hombres entre los 21 y 30 años, todos con historial violento conocido por familiares de las víctimas y tres con órdenes de protección a favor de estas. Mientras en 2018 el porcentaje se redujo a 25 % y los victimarios tenían entre 22 y 30 años. En el 57 % de estos casos, estos pertenecían a instituciones castrenses o eran seguridad de una empresa privada.

¿Qué hacen los victimarios una vez cometen el crimen? Uno de los temas menos estudiados relacionados con este tema son las acciones de los feminicidas una vez cometen el crimen. De acuerdo con los datos observados en los últimos años, existen patrones que los victimarios repiten buscando evadir las consecuencias de sus acciones: escapar, suicidarse, herir o matar a otra persona e intentar suicidarse.

Durante 2016, 2017 y 2018, 154 feminicidas escaparon y fueron apresados varios días o meses después, constituyéndose en el patrón más común.

Tal como ha ocurrido año tras año, el feminicidio-suicidio es la segunda acción con mayor cantidad de hombres, agrupando 93 personas que inmediatamente mataron a una o varias mujeres, se quitaron la vida. A esta le siguen los agresores que escaparon y permanecen prófugos (37); los que hirieron o mataron a otras personas (23); los que intentaron suicidarse o escapar después de cometer el hecho (22) y, finalmente, los que se entregaron después de cometer la acción, con 20.

De los 320 feminicidios registrados en estos tres años, solo existe información en los medios de comunicación de 15 casos donde se obtuvo sentencia condenatoria. Esta cifra podría ser mayor, pero no se consiguieron las estadísticas del sistema judicial sobre los casos judicializados que lograron sentencia definitiva.
De igual forma, la falta de seguimiento de los medios de comunicación dificulta la obtención de los datos.

Feminicidios y medios de comunicación: ¿de verdad influyen? En torno al tema de la violencia de género y los medios de comunicación existen un conjunto de teorías que tratan de explicar la influencia o las consecuencias que tienen estas plataformas en el aumento o disminución de estos casos. De estas surge el efecto imitación o llamada que se considera una consecuencia reciente de la redacción y exposición detallada de los hechos violentos en los medios.

Al respecto, Isabel Marzabal (2015) en España realizó una investigación doctoral aplicando una fórmula que permitía medir la cantidad de feminicidios ocurridos una vez se publicaba un caso en los medios informativos. Al emplear esto en el país, se pudo observar que, en promedio, se registraron de uno a dos casos en los cinco días siguientes en los que se publicó el primer feminicidio. Asimismo, se pudieron identificar algunos elementos negativos en la redacción de las noticias acerca de este tema:
1. La realización de narraciones sensacionalistas y detalladas de la forma de ejecución de los feminicidios.
2. Publicar algunos feminicidios íntimos como un arranque de celos, y algunas veces, nombrándolo crimen pasional.
3. No se hace referencia a las consecuencias jurídicas, ni se les da seguimiento a los casos, una vez judicializados.
4. Exposición de los cuerpos de las víctimas y en algunos casos de los feminicidas mediante fotografías, especialmente, en las redes sociales.
5. No se mencionan los mecanismos de protección o las líneas de ayuda.

Conclusiones. Los medios de comunicación y las redes sociales se constituyen en uno de los instrumentos con mayor capacidad para generar impactos o incluso cambios en la sociedad. De igual forma, el uso inconsciente de estos medios puede provocar reacciones adversas. En definitiva, estos pueden generar un efecto imitación o llamada debido al enfoque que toman al relatar las noticias sobre violencia. Sin embargo, es importante precisar que, en especial, en la publicación de casos de violencia de género y feminicidios también existen otros factores de riesgo que intervienen y que hay considerar.
De manera resumida, el informe Feminicidios en República Dominicana del OPD plantea la importancia de implementar: a) una educación con perspectiva de género que permita a niños y niñas desarrollarse en un ambiente igualitario, equitativo y que considere la educación emocional como un eje central; b) realizar vistas públicas para estudiar a profundidad los proyectos de ley que buscan regular y reducir la violencia de género y los feminicidios; c) establecer mediante las legislaciones la imposibilidad de acuerdos o conciliación entre las partes en casos de violencia de género; d) crear una unidad de vigilancia o mecanismos encargadas de observar y asegurar el cumplimiento total de la orden de protección y los instrumentos establecidos para garantizar la seguridad de las víctimas y otros elementos más.
De igual forma, la importancia de la concientización de la población sobre la problemática y la responsabilidad de denunciar ante una situación de esta magnitud, así como el conocimiento de las líneas de ayuda y los lugares a donde acudir: *212 Ministerio de la Mujer; 911 y (809-200-1202) Línea Vida.
Las unidades de Sociedad Civil (USC) y Poder Legislativo (UPL) del Observatorio Político Dominicano (OPD), una iniciativa de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), monitoriza los feminicidios ocurridos en las distintas comunidades del país mediante el seguimiento, recolección y sistematización de los casos publicados en los medios de comunicación impresos y digitales.

Nota. La autora es es coordinadora de la Unidad de Poder Legislativo del Observatorio Político Dominicano (OPD-Funglode). El informe está en la página http://www.opd.org.do/.

Publicaciones Relacionadas