En una agradable sobremesa en el hogar del primo, el prominente psiquiatra Dr. Enrique Silié Valdez y su esposa, Yamira García, mientras degustábamos unos exquisitos licores, discutimos acerca de los feminicidios. En primer lugar, comparto con ustedes la opinión del psiquiatra: ¨La no importantización, si vale el término de lo que es la cultura de la paz, la cultura del diálogo. Se ha politizado el país, pero no han dado ejemplos a la población de cómo dirimir las diferencias en una mesa donde cada quien expone sus criterios y se aviene a quien tiene la razón. La razón está por encima de la individualidad, la razón es lo que más se acerca a la lógica. La razón no la tiene A, B o C, la razón sale por sí sola, cuando una persona se obstina es un necio, se obstina es un terco, se obstina es un interesado. Cuando una persona no cede a la elaboración de las ideas, a la evaluación de las distintas variables o vertientes de un tema, se convierte en una ¨persona patológica¨.
La advertencia de eso en una relación de pareja no es fácil si no hay los conceptos establecidos y esos conceptos se educan en la familia, en la escuela, en la iglesia, en la sociedad, es decir, si no se educa sobre la base del concepto del diálogo para dirimir las diferencias. Dirimir quiere decir contraponer opiniones sobre un mismo tema, esto nos va conduciendo a la sociedad de la paz, en tanto que tú escuchas, analizas y expones tus puntos de vista que contrapone o viene a sumarse. ¿Es un problema del machismo el no sumarse? Es una irracionalidad, es una actitud enfermiza no solo de la población dominicana, pues en otros países tenemos feminicidios en grados mayores que aquí, por ejemplo, en España y en Haití. Hay culturas que han fomentado la ¨supremacía¨, supremacía para la satisfacción del ego, supremacía porque yo soy el macho, supremacía para la dominación. Es un tema que necesita mucho espacio, ¿se nace contradictorio?, ¿se aprende o se nace egosintónico, donde solo yo tengo la razón? El problema de los feminicidios tiene vertientes médicas, psiquiátricas, jurídicas, sociales, etc. y todo viene a caer en el vértice de la convivencia humana. La madurez emocional permite la convivencia y es un sine qua non para que el ser humano pueda subsistir en un colectivo y si ella no existe no será posible conciliar ni armonizar en lo familiar, ni en lo social¨.
Veamos la opinión de Yamira, terapeuta muy perspicaz: “Uno de los aspectos de importancia en esta entidad de los feminicidios, es la incorporación de la mujer a la vida laboral y la ausencia de diálogo, que lleva al final a la violencia de género, de la que últimamente hemos estado arropados. Creo que las cosas han ido sucediendo muy rápidamente, en la medida que la mujer se ha ido desenvolviendo, se ha ido preparando, se ha ido distanciado de la manera antigua de entregarse. La mujer en todos los aspectos ocupa un lugar primordial porque hemos demostrado que tenemos capacidad, fuerza y objetivos claros. En esa misma medida, no se ha concientizado para que toda sociedad lo asuma. El hombre que durante años ha vivido en una cultura patriarcal, que acepta estos cambios solo de la boca para fuera, pero en la vida real no estamos preparados para reconocerlo ni de modo de organización social, ni como pareja en el diálogo y menos en lo cultural. Sabemos que hoy por ese desarrollo la mujer tolera menos cosas que hasta hace años toleraba, como la manipulación, el dominio psicológico, el dominio económico, etc. Debemos dirimir nuestras diferencias sin lastimarnos y que se sigan fomentando los valores morales, no solo en el matrimonio, sino en toda la sociedad. La educación es importante para la creación de una nueva forma de vida. Que nos eduquemos debidamente para la no violencia, para la aceptación de la incorporación de la mujer, para aprender a convivir civilizadamente y la tolerancia de la amplitud de roles, pues afortunadamente somos 50-50. La opinión nuestra será razón de un próximo ¨conversatorio¨.