Feria del Libro

Feria del Libro

República Dominicana abre hoy la Novena Feria Internacional del Libro.
Es, sin duda alguna, el más importante evento cultural que auspicia el Estado y que ahora tiene por escenario los hermosos jardines de la aún más hermosa Plaza de la Cultura.

La Feria de este año tiene como país invitado a Argentina, nación con la cual siempre nos ha unido entrañables nexos y que cuando necesitamos su verdadera solidaridad ante el abuso de que éramos objeto por los poderosos solidaridad encontramos de inmediato.

Nuestra Feria lleva una especial dedicatoria al prolífico Marcio Veloz Magiolo, un fino escritor que se ha distinguido en distintos campos culturales y que ha merecido el reconocimiento de la crítica nacional.

La Feria de este año, que promete ser la más movida de las celebradas hasta la fecha, tendrá exposiciones de veintiocho naciones y fuera de las muestras permanentes del libro, se ofrecerán espectáculos de países hermosos.

El gobierno, como ocurrió en el pasado inmediato, no ha escatimado esfuerzos en montar una Feria que pueda llamarse digna y personal especializado ha laborado, con tesón, en la preparación del gran espectáculo.

Suerte a la Feria, una muestra que, en muy pocos días, mueve a millones de dominicanos y de extranjeros.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) entra hoy en su vigésimoquinto día de huelga, una huelga insensata en la cual profesores y empleados reclaman un aumento salarial que las autoridades afirman que no están en condiciones económicas de satisfacer.

¿A quién o a quiénes beneficia esta huelga de casi un mes?

¿A más de 150,000 estudiantes que han visto paralizados sus estudios o a los miles que pueden perder el curso de verano que peligra?

¿A los pobres contribuyentes que tendrán que pagar, a fin de cuentas, los salarios de quienes no han trabajado por estar inmersos en una “lucha” para mejorar sus condiciones?

Buen ejemplo…

Campesinos nativos de Yamasá, dejando de lado diferencias partidarias de todo tipo, juntaron fuerzas para evitar, armados de machetes, que un grupo de desaprensivos desmontara la estructura de un pequeño puente de acero que une varias comunidades.

Quienes querían desmontar el puente alegaban que el mismo era propiedad del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), que necesitaba el acero para otros fines.

¡Hasta aquí hemos llegado! ¿Desde cuando el CEA es dueño de un puente público?

Lo verdaderamente lamentable es que los campesinos que defendieron sus derechos no llevaran, amarrados, a los grupos de desalmados, para ponerlos a disposición de la justicia.

Y ojalá que este pequeño ejemplo de unidad sea imitado y provoque que los dominicanos se unan para defender sus intereses, muy especialmente el derecho a la vida.

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