Fernández Domínguez trajo mensaje a Caamaño pero no recibió ayuda de EU

Fernández Domínguez trajo mensaje a Caamaño pero no recibió ayuda de EU

Rafael Fernández Domínguez no recibió ayuda de los norteamericanospara venir al país en 1965, la ayuda la solicitó el ex Presidente Juan Bosch, el coronel fue un emisario enviado por el derrocado gobernante con un mensaje para Francisco Alberto Caamaño.

“Rafael Fernández Domínguez no recibió ninguna ayuda, vino con Herrera Marín y Harry Slauderman y lo sabía Caamaño y dijo: está bien, que venga y lo esperamos. No fue Fernández Domínguez quien recibió ayuda y mucho menos que Juan Bosch le dice: pero coronel, si le están dando ayuda, acéptela. Fernández Domínguez no recibió ayuda de los norteamericanos, fue montado en un avión porque lo envió Juan Bosch, que había hablado con el coronel Caamaño. Caamaño no estuvo de acuerdo con el recado que Fernández trajo de Juan Bosch, se disgustó y ahí está el testimonio de Héctor Aristy.  El mensaje, hasta donde yo sé, era que se estaba negociando con los norteamericanos y que se había llegado a un punto, que Caamaño tenía que renunciar, lo mismo iba a hacer Imbert Barreras para formar un gobierno provisional encabezado por Antonio Guzmán. Rafael dio su recado y se metió a Ciudad Nueva, puso notas sobre lo que había que hacer en los comandos, detalló trampas, la toma de rehenes, escribió una carta a su hermano Mauricio en la que le pedía que eliminara personalmente a su jefe inmediato, entre otras cosas, y se quedó. Debía regresar con la respuesta de Caamaño, pero donde Juan Bosch, no donde los norteamericanos”.

Las aclaraciones fueron hechas por Arlette viuda Fernández en respuesta a consideraciones del primer teniente Hugo Víctor Román en torno al hecho, publicadas en Areito, el pasado sábado. “Hugo Víctor es mi hermano, mi amigo adorado, sé que de ninguna manera lo dijo con mala intención, porque eso lo hemos hablado cantidad de veces y él lo vivió, yo sé que él no está bien de salud y pudo haber cometido un desliz, pero deseo aclararlo porque puede prestarse a confusión y no voy a dejar nunca, nunca, pasar lo más mínimo que pueda confundir o darle armas al enemigo”, manifestó.

Arlette Fernández remitió a las traducciones de las cintas con las conversaciones grabadas de Lyndon B. Johnson, Abe Fortas, Luis Muñoz Marín, Jaime Benítez, McGeorge Bundy, presidente del Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos y representante de Johnson, entre otros, y dijo que reiteraba, “por milésima vez”, que esas personas con quien estaban negociando era con Juan Bosch. Esos testimonios están consignados en su libro “Coronel Fernández Domínguez, Soldado del pueblo y militar de la libertad”.

“Pero también está el testimonio de Juan Bosch donde explica con lujo de detalles cuando él llamó a Fernández Domínguez y le dijo: Usted va a Santo Domingo. Él se negó y le respondió: Yo no puedo llegar en un avión de las fuerzas interventoras a mi país. Y entonces, después de hablar y convencerlo –que mucha gente dice que tuvo que emplearse a fondo y hablar con mucho énfasis- entonces Bosch le dice: Coronel, si usted puede emplear las armas del enemigo para derrotarlo ¿usted no lo haría? Entonces dice Bosch que él esbozó una sonrisa y dijo: Está bien, Señor ¿a qué hora es la salida?”

-Pero esa es, más o menos, la misma versión que da el primer teniente Román-, se le observa.

“¡No! ¡La ayuda norteamericana no se la dieron a Rafael Fernández Domínguez, él fue un emisario que vino en un avión militar norteamericano!”, reaccionó visiblemente alterada y remitiendo en todo momento a documentos recogidos en su libro, cuya primera edición, de tres mil ejemplares, se agotó. En la segunda, que saldrá próximamente, incluye un testimonio de Euclides Gutiérrez con opiniones de Caamaño en torno a la muerte de Fernández Domínguez y un informe de la Agencia Central de Inteligencia, que expresa: “Planes del coronel Fernández Domínguez para entrar a Santo Domingo. El coronel Fernández Domínguez declaró que él entrará a Santo Domingo, República Dominicana, legal o ilegalmente para unirse a las fuerzas del coronel Caamaño. Las fuerzas del coronel Caamaño pelearán contra los norteamericanos si fuera necesario”.

-Fernández Domínguez estaba en territorio norteamericano, vino en un avión militar norteamericano, los negociadores eran norteamericanos, entonces ¿lo que usted objeta es que no fue él quien negoció ese apoyo? ¿El que negoció fue Juan Bosch?-

“¡Claro! Fernández Domínguez no sabía nada. Estoy ahondando muchas cosas para demostrar la conducta vertical, limpia, honesta, leal, patriótica, seria, responsable, de mi marido, que me duele en el alma la mala suerte que tuvo”,  contesta con lágrimas en los ojos, relatando los rigores del exilio y los muchos intentos infructuosos de su cónyuge por entrar a la República previo al viaje en que encontró la muerte en el asalto al Palacio Nacional el 19 de mayo de 1965.

“¡Rafael tener que venir después de eso, después de haber organizado él todo aquel movimiento, por supuesto, la cabeza principal era Bosch, el símbolo, el objetivo, era reponer el Gobierno Constitucional, de eso no hay duda. Rafael era una persona al servicio de esa causa, pero él era jefe militar, porque todavía no había involucrado a Caamaño, lo involucró en diciembre del 64, pero seguía siendo el jefe”, agregó.

Refiere que en el relato de Gutiérrez Félix éste narra que cuestionó en Francia a Francis preguntándole por qué permitió que Fernández Domínguez se fuera al Palacio y Caamaño respondió: “¡Coño, qué tú querías que hiciera, tú no sabes que yo era un usurpador, el jefe militar de ese movimiento era Rafaelito y no podía negarle mi apoyo!”. Lo mismo, agrega Arlette, dice Héctor Aristy: “No había forma de impedirle a Rafael que fuera al Palacio porque su liderazgo no me permitía decirle que no, era demasiado fuerte su liderazgo”.

Habla La viuda del  heroico soldado

La viuda del heroico soldado significó que además de esclarecer la narración de Román, se animó a hacer la aclaración porque le han informado de forma reiterada que cuatro o cinco personas “quieren empañar” la vida de su esposo. “Dicen que no se puede hablar mucho de Fernández Domínguez, que hay que ignorarlo y hacen todo lo posible para que no se dé a conocer porque eso puede disminuir la imagen del coronel Caamaño. ¡Oye que disparate! Esas dos personas se querían como hermanos”. Afirmó que las familias de ambos personajes, han decidido salir al frente a quienes sostienen esa campaña.

Arlette Fernández confesó no haber dormido desde el sábado pasado cuando se publicó la entrevista de  Hugo Víctor Román, un valiente militar que desertó de la Fuerza Aérea y desvió hacia Puerto Rico el avión P-51 en que le ordenaron, en 1963, disparar a los guerrilleros que acompañaban a Manolo Tavárez Justo en Manaclas.  En Borinquen, el valiente soldado se convirtió en asistente personal del ex Presidente Juan Bosch.

“Pensaba que a estas alturas, a cuarenta años, ya todos los detalles respecto a la vida del coronel Fernández Domínguez estaban extremadamente claros. Quien negoció e hizo todas esas diligencia fue el profesor Bosch, a las 5:35 de la tarde del día 13 de mayo, Rafael vino el 14 y no sabía que venía para acá. La ayuda no la recibió Fernández Domínguez. Rafael solamente tuvo contacto con los norteamericanos una o dos veces, cuando Bosch le llamaba para consultarle asuntos militares. Pero ellos se dieron cuenta que no lo podían manejar, en mi libro se publica un informe donde ellos lo califican de arrogante, altanero y altamente obstinado, o sea, que era lo contrario. Fernández Domínguez  era subalterno de Bosch, al que siempre llamó Presidente, no de los norteamericanos. Rafal ni sabía inglés”.

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