Buenos Aires.  EFE.  El peronista disidente Francisco de Narváez y el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, aliados en la coalición que se impuso al oficialismo en los dos principales distritos electorales de Argentina, se declararon ayer ganadores en las legislativas y pidieron al Gobierno diálogo y conciliación.

Con el 47 por ciento de los votos escrutados en la provincia de Buenos Aires, primero distrito electoral del país, De Narváez se apunta el 34,7 por ciento frente al 32,1 obtenido por el ex presidente Néstor Kirchner, que aún no ha hecho declaraciones.

El candidato de la alianza Unión-PRO consideró que su triunfo en la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista, “dio vuelta la página de la historia».

“Dijimos que un día íbamos a cambiar la historia. Éste es el día”, destacó De Narváez al hablar en el búnker de la coalición conservadora.

El empresario, nacido en Colombia y nacionalizado argentino, sostuvo además que hoy la fuerza de Unión-PRO ha derrotado “a la vieja y la mala política” y resaltó que la elección “está definida».

El jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, llamó al diálogo y a la conciliación y confió en que presidenta argentina, Cristina Fernández, esposa y sucesora de Kirchner, “escuche” la voz de la ciudadanía.

“A nuestra presidenta con todo respeto quiero decirle que espero que haya escuchado el mensaje de los argentinos y que convoque a partir de mañana a la pacificación de los argentinos”, señaló el conservador Macri, mientras militantes gritaban “Mauricio presidente».

El alcalde porteño consideró que “llegó la hora de pelear menos y hacer más” y afirmó que los argentinos “no quieren volver a la década del 90 ni a estos últimos siete años de maltrato».