Fernández y el voto reformista

Fernández y el voto reformista

En el año de 1996, los dos grandes padres de la política dominicana, Juan Bosch y Joaquín Balaguer, hicieron converger las rutas paralelas de sus dos organizaciones políticas en un gran frente patriótico de objetivos comunes.

Aquel fue un acto inimaginable hasta ese momento en la vida nacional. Un acto sin precedentes en la historia de nuestros acontecimientos políticos, caracterizados desde siempre por el enfrentamiento y por la fragmentación.

Las dimensiones histórico-patrióticas de aquel acto de unidad entre Juan Bosch y Joaquín Balaguer, hoy se nos presentan más claras que nunca.

Ello evitó un periodo de ocho años de gobierno del Partido Revolucionario Dominicano, con los desgarramientos institucionales que produce dicho partido al gobernar, a cuya factura hay que agregar todo el catálogo de desaciertos que caracterizan su gestión clientelista y depredadora del erario nacional.

Ello permitió el ascenso al poder de un nuevo estilo de gestión gubernativa encabezada por Leonel Fernández, que implementó un proceso de modernización general de todo el aparato estatal, que propició la más significativa era de avances en nuestro sistema judicial; y que en el orden material, entre otras muchas obras, realizó la más grande obra de transformación vial de nuestros principales centros urbanos, sin cuyos túneles y elevados hoy sería prácticamente imposible la movilización fluida del torrente vehicular. Y todo esto en el término escueto de cuatro años.

Pero la enseñanza de mayor significación que nos legaron Bosch y Balaguer a través de aquella conjunción patriótica, fue precisamente aquella de que la unidad puede hacerse realidad.

Ellos dos dieron el ejemplo y señalaron el camino para que en el futuro las fuerzas más sanas de la sociedad actuáramos en unidad de propósitos cada vez que las urgencias vitales de la nación así lo reclamasen.

Y ese momento de necesidad de la unidad nacional, en torno a un propósito común, ha llegado hoy.

Por eso el Partido Reformista, a través de su Consejo Presidencial y todos los organismos internos que lo conforman, han dado su respaldo incondicional a la candidatura del doctor Leonel Fernández Reyna.

Porque tal como lo señalara el ingeniero Carlos Morales Troncoso en su proclama de apoyo a la candidatura de Leonel Fernández: «Nunca como ahora ha sido tan grave la situación de los más necesitados, que viven la más rigurosa miseria, con difícil acceso a alimentos, educación, medicinas y servicios esenciales; nunca más incierto el futuro de la clase media, que se diluye entre el desempleo creciente y el imparable costo de la vida; nunca tan trágico el panorama de los sectores productivos y de la empresa en general, impotentes frente a la inflación que el gasto público hipertrofiado y el endeudamiento desenfrenado han arrastrado; nunca más peligrosa la degradación moral, con sus secuelas de inseguridad, corrupción y otras lacras sociales; nunca tan descarado el desconocimiento de la ley por parte de quienes deben hacerla cumplir, el atropello gratuito a ciudadanos, el desprecio por la palabra empeñada. Y nunca tan extendida la desconfianza en instituciones creadas para sustentar la democracia, que deberían ser ejemplo de idoneidad y de transparencia».

En este momento, pues, en que la errática conducción gubernativa del Partido Revolucionario Dominicano ha sumido a la nación en la más profunda crisis económica y moral de nuestra historia moderna, surge nuevamente la necesidad de que las fuerzas políticas y sociales más sanas se unan en un esfuerzo patriótico para reencauzar nuestro país por las rutas del progreso y el bienestar colectivos.

Hoy como nunca cobran vigencia las directrices que nos trazaran los dos grandes padres de la política nacional, Juan Bosch y Joaquín Balaguer, de forjar un bloque monolítico de voluntades que le cierre el paso al camino malo.

Las bases sociales del Partido de la Liberación Dominicana y del Partido Reformista Social Cristiano, constituyen la parte más sana de nuestra sociedad política. Ellas son coincidentes en sus anhelos de paz, de bienestar y de progreso. En ellas se integran las fuerzas productivas de la nación y el pueblo trabajador. Ellas son las llamadas a constituir esta cruzada patriótica que desemboque en un gobierno de unidad de la familia nacional.

El pueblo reformista debe volcar su voto masivo en favor de la candidatura del doctor Leonel Fernández Reyna. Solo así este voto tendrá valor y poder de decisión para producir el cambio.

La candidatura de Eduardo Estrella se haya relegada a un lejano tercer lugar sin posibilidad alguna de recuperarse, porque la polarización ha hecho que el voto periférico proclive al Partido Reformista se incline cada vez más hacia la candidatura de Leonel Fernández como única forma efectiva de desplazar al PRD del poder.

Así es que palpita el corazón del pueblo en este momento. El pueblo intuye que no debe desperdiciar su voto.

El voto reformista en favor de Leonel Fernández, es pues, en este momento, un voto patriótico.

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