JOSÉ MANUEL GUZMÁN IBARRA
Me animé a escribir algunas líneas sobre la campaña electoral al escuchar el discurso del presidente Leonel Fernández. La opinión pública dice echar de menos las ideas y los programas. ¿Podrán decir lo mismo luego de este discurso?

Es interés de cada candidato que su propuesta se conozca; pero es responsabilidad del ciudadano, escudriñar y ver, más allá de los anuncios de televisión, y el ruido de la campaña, cuáles son las ideas de los candidatos. La opinión pública, por su parte, debe mostrar esas propuestas antes que juzgarlas, para que el público las aquilate o deseche. En el peor de los escenarios nunca ha habido tal ausencia de ideas.

Sin embargo, el elector sabe además qué otras cosas deben evaluarse como son la raigambre, la personalidad, la inteligencia emocional, la capacidad gerencial y de liderazgo de un candidato. Dick Morris, ex asesor de Clinton, nos recuerda en su libro The New Prince, que un político debe sintonizar su estilo con la atmósfera de su Era. Dice además que es poco importante si la Agenda es extensa o «muy buena», lo más importante es que el candidato se sintonice con precisión con la gente. El liderazgo «es una tensión dinámica entre lo que el político piensa que debe ser la dirección del país y lo que el elector quiere que sea esa dirección».

Los programas de gobierno sirven para que un grupo de sabios se sienta incluido en un proyecto político, pero por bien elaborado que esté, no recoge esa tensión dinámica de la que nos habla Morris. Ni tampoco ofrece realmente un contacto con lo que la gente quiere evaluar. Así, detrás de las consignas, pero también detrás de los programas, hay algo más que tomar en cuenta al momento de votar.

En mi opinión, el electorado tiene muy bien desarrollado su instinto sobre lo que le conviene o no. A raíz de las experiencias del 96 y del 2004, que son los momentos en que Fernández ha sido candidato, el elector ha valorado positivamente su visión modernizadora, su capacidad para tomar las mejores decisiones en distintas circunstancias y su innegable capacidad de generar ideas.