FERNANDO BÁEZ GUERRERO

FERNANDO BÁEZ GUERRERO

¡Coleccionismo & memoria artística!

La diversidad y calidad estética de una serie de obras excepcionales y perfectamente conservadas, fortalecen ciertos ejes mayores o especiales de la “Colección Báez-Tavárez”, una espectacular colección de colecciones que sigue amplificándose y se nos revela cada vez más valiosa y merecedora de su catálogo razonado…

Toda serie de cifras materiales sobre vida y existencia. Cualquier clase de objetos, saturados de misterio, historia, cultura y/o memoria emocional, podría despertar la pasión del coleccionista. El deseo insaciable y obsesivo por la “próxima pieza”; éxtasis personal y orgullo de posesión; educación del gusto estético; sed de saber; liberación del estrés; generosidad y altruismo, serian algunas de las excesivas pulsiones y razones del Anthropos que todavía motivan el coleccionismo.
Existen muchas especies de coleccionistas. Pero, en el ámbito específico del arte moderno y contemporáneo, el verdadero coleccionista, sería aquel que logre brillar por la profusión implicatoria de su gesto radical, es decir, por los impulsos sensibles, lúdicos, cognitivos y filosóficos que permitan advertir los niveles de conciencia con que se consagre en la búsqueda cotidiana de su propósito histórico en tanto custodio legítimo y privilegiado del patrimonio artístico y cultural de su pueblo.
Una conexión desbordada de implicaciones significativas sobre el proceso registrado por el arte y los artistas dominicanos durante las últimas diez décadas, caracteriza a grandes rasgos y de modo singular la fascinante colección de arte moderno y contemporáneo que, durante más de tres décadas, vienen creando con pasión, visión y notables resultados, Fernando Báez Guerrero y su compañera Nancy Tavárez de Báez. Precisamente, un demostrativo extracto de esta colección aún puede disfrutarse hasta finales de enero del próximo año 2020 en el Centro de Convenciones y Cultura UTESA de la ciudad de Santiago de los caballeros.
Precisamente, en torno al alucinatorio signo ideológico y pasional de Fernando Báez Guerrero como coleccionista, cristalizado en una mirada expuesta y visionaria que le lleva a invertir los recursos familiares en la búsqueda de obras y documentos clave para la preservación íntegra de la memoria artística dominicana, hemos intercambiado algunas líneas breves con los respetados colegas y especialistas Delia Blanco y Odalis G. Pérez, en el marco del coloquio “Presencia de ida y vuelta”, celebrado la noche del pasado jueves 24 de octubre en el Auditorio del CCCD-UTESA.
Organizado como soporte de la exposición “ALMAS LATENTES/Colección Báez-Tavárez”, con la coordinación de la curadora Mildred Canahuate y la moderación del Arq. César Payamps, el encuentro fue una nueva oportunidad para la reflexión multidisciplinaria sobre el imperativo de la revaloración de las aportaciones trascendentales a la modernidad artística dominicana de los artistas europeos refugiados en nuestros país como efecto de la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y el holocausto judío en la Alemania Nazi entre 1939 y 1945.
Durante el diálogo abierto y fraternal con Delia Blanco, Odalís G. Pérez, Mildred Canahuate, César Payamps y algunos de los pocos asistentes del citado coloquio, subrayaba sobre la convicción con que Fernando Báez Guerrero inscribe su gesto profuso, incondicional y edificante, enfatizando incluso sobre especialidades y cuestiones de rigor en materia de coleccionismo: conservación, investigación, revalorización y difusión de su colección. Y aquí se impone advertir que la pasión colectora de Fernando Báez Guerrero incluye la numismática, la filatelia, el arte moderno, el arte contemporáneo, la porcelana china y el cristal de Swarovski.
Entonces, Fernando Báez Guerrero nos implica en una aventura irreversible y maravillosa que trasluce su ético trance con el estudio de las distintas etapas conformadoras de la memoria histórica y trascendental del arte dominicano, pues, en última instancia, la Colección Báez-Tavárez es digna de apreciarse como una demostración particularmente significativa de hasta qué punto el gesto filosófico, la experiencia y la responsabilidad del coleccionista, se tornan claves a la hora del análisis del producto artístico y el mismo proceso enriquecedor de la memoria artística.
Desde luego, la idea de implicación nos remite al hecho de que hay algo “plegado” o doblado en el interior de algo que oculta lo que hay en su interior. Porque lo interior no es tan visible o perceptible, aunque esté ahí. Quien implica incluye, compromete, responsabiliza, significa y simboliza. Para Fernando Báez Guerrero, el coleccionismo ha dejado de ser hobby. Ahora, él avanza depurándose a través de una apuesta sincera, sutil y apasionada por el conocimiento, la investigación, el cuidado y la minuciosidad. Así, constancia, perseverancia, amplitud de criterios y clarividencia, devienen cualidades distintivas de su axiomático visaje humanístico y su propio perfil de coleccionista.

En síntesis

Almas Latentes

La exposición “ALMAS LATENTES/Colección Báez-Tavárez”, integrada por 112 obras, entre pinturas, esculturas, dibujos y grabados de los artistas Ángel Botello Barros (1913-1986), José Gausachs Armengol (1889-1959), George Hausdorf (1894-1959), Joan Junyer (1904-1994), Manolo Pascual (1902-1983), Antonio Prats Ventós (1925-1999), José Vela Zanetti (1913-1999), Ernesto Lothar (1906-1961) y Mounia L. André (1905-1974), curada por Mildred Canahuate y Abil Peralta Agüero, conmemora el 80 aniversario del inicio de la llegada de los europeos refugiados en República Dominicana entre 1939 y 1948. La muestra se mantiene abierta hasta finales de enero del 2020 en el CCCD-UTESA, ubicado en la Avenida Las Carreras, esquina Avenida Francia, Santiago de los Caballeros. El equipo multidisciplinario que lo dirige está encabezado por la licenciada Melany Rodríguez González y el arquitecto César Payamps…

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