Fernando del Paso “La documentación sostiene a la imaginación”

Fernando del Paso “La documentación sostiene a la imaginación”

Elegantemente vestido, como siempre, Fernando del Paso no rehúye ningún tema de conversación.

Considera que México “está en una decadencia pronunciada” y confiesa que, después de tres cánceres y varios ataques cerebrales, ya no escribe, y solamente lee la prensa.

Agradece a España su labor en la defensa de la literatura latinoamericana y opina que el español “se está enriqueciendo cada vez más”, gracias -sobre todo- a su creciente presencia en Estados Unidos.

Sobre la gala de premiación del Cervantes, dice estar “temeroso” y un poco “cohibido”, mientras empieza ya a procesar el que será seguramente el discurso más importante de su vida.

El autor vive con su esposa en una colonia cuyo nombre, La Calma, refleja la tranquilidad de la luminosa casa de dos pisos y pequeño jardín del matrimonio, que se conoció antes de entrar en la universidad. Una calma rota estos días por el incesante timbrar del teléfono y la constante llegada de periodistas que son atendidos por su enfermera, Lupita, y una empleada doméstica, la señora María.

Una de las llamadas interrumpe la entrevista con Efe. Es la nieta de Del Paso, Ixchel, casada con un irlandés y que les ha dado la que hasta ahora es su única bisnieta. Del Paso tuvo con su esposa Socorro cuatro hijos, uno de los cuales falleció “hace siete años más o menos”, explica el entrevistado, que tiene además cinco nietos.

“Carmen Balcells era una institución”. Nacido en Ciudad de México el 1 de abril de 1935, Del Paso viste un saco de lino de color pistacho, a juego con su corbata, elegantes zapatos de dos tonos y lentes de cristal amarillo.

¿Cómo se enteró de que era el ganador del Cervantes? Me habló mi hija Paulina a las seis de la mañana. Se enteró primero porque un amigo que consultó su internet la despertó para decirle. Ella estaba en Los Cabos, Baja California (estado del noroeste de México).

P. – ¿Cuántas llamadas ha recibido?

R.- Cuarenta o cincuenta llamadas, de todas partes.

P. – ¿Cuáles han sido las que más le han emocionado?

R.- Es difícil decirlo, pero las de mis seres queridos. Mi hija Adriana, mi hija Paulina. Primos que no había visto ni oído (de ellos) en muchos años.

P.- ¿Alguna autoridad?

R.- El señor presidente de la República (Enrique Peña Nieto) y el secretario de Educación (Aurelio Nuño), entre otros.

P. – Entiendo que una de las personas en las que ha pensado en las últimas horas ha sido en Carmen Balcells, su editora, recientemente fallecida. ¿Qué le diría a Carmen en estos momentos?

R.- Me dolió muchísimo su muerte. Muchísimo, muchísimo y ahora más.

P. – Imagino que le hubiera gustado que estuviera celebrando con usted.

R.- Claro que sí.

P. – Con su fallecimiento se perdió a alguien muy importante en el mundo de las letras en español.

R.- Muy importante. Era una institución, no una agencia.

P.- Sé que ha sufrido varios contratiempos fuertes en materia de salud en los últimos años, pero se le ve bien. ¿Cómo se siente?

R.- Estoy en lo que creo es una recuperación de las secuelas que he tenido durante tres años de una serie de ataques al cerebro de carácter isquémico, de que no hubo suficiente flujo de sangre, es casi lo contrario de un derrame. Ya he hecho terapia física y terapia lingüística y considero que estoy saliendo de ello. Ahora, esto (el premio) es un empujón fantástico.

P.- ¿Cuál es su rutina diaria actualmente?

R.- Tendría que hablar de los últimos años antes de que me dieran estos ataques. Me despertaba y me sigo despertando a las cinco de la mañana. Ahora, en los últimos dos años me vuelvo a dormir. Antes de eso y desde hace veinte años me levantaba a las cinco y escribía de cinco a nueve, desayunaba, iba al trabajo y en la tarde cuando regresaba leía.

P.- ¿Sigue gozando de la lectura y la escritura?

R.- No puedo escribir, no puedo coordinar mucho. Lo que leo son los periódicos.

P.- Octavio Paz (1981), Carlos Fuentes (1987), Sergio Pitol (2005), José Emilio Pacheco (2009) y Elena Poniatowska (2013). Usted es el sexto mexicano en recibir el Cervantes. ¿Qué siente al estar junto a los nombres que le he mencionado?

R.- Pues muy contento, muy halagado, muy orgulloso. Me siento muy bien porque amo mucho a España. El hecho de que hablen el mismo idioma que nosotros, ¡qué coincidencia tan grande! (bromea). Es nuestro. Es mi idioma, en el que dije “mamá” por primera vez.

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