Fernando Diez Losada – Aventuras y desventuras del ex

Fernando Diez Losada – Aventuras y desventuras del ex

Entre los llamados prefijos, elementos compositivos o preposiciones inseparables se utiliza frecuentemente en nuestro idioma la preposición latina ex. En realidad presenta un doble uso: con la idea de fuera o más allá (extraer, excomunión, exceder) y con el sentido de que la persona a cuyo nombre precede ya no tiene la profesión, cargo, afiliación, oficio o situación que anteriormente tuvo (expresidente, exalumno).

Todos los prefijos empleados en castellano van «pegados» al segundo elemento y forman con él un solo y único vocablo (subdirector, cooperar, cuasidinero, hiperactivo, geotérmico): no hay separación de espacio en blanco ni de guion.

Pero lo raro del caso es que la Academia ha presentado tradicionalmente en el DRAE un prefijo ex separado del otro elemento por un espacio en blanco para los casos en que alguien ya no es lo que fue. Así vemos en el diccionario los ejemplos ex provincial, ex ministro, ex discípulo, ex monárquico…

Es el único prefijo que recibe ese tratamiento. ¿Por qué semejante discriminación? ¿Qué clase de desatino es el de una «preposición inseparable» que se escribe separada? Por fortuna existe una tendencia moderna muy marcada (el mismo académico de la Española Manuel Seco la apoya) a romper con esta excepción sin pies ni cabeza y dar a ex el trato común de cualquier prefijo: exministro, expresidente, exrepublicano, exalumno…

Y —¡asómbrense!— el propio Diccionario de la Academia registra, desde la edición de 1984, los sustantivos excombatiente y excautivo. Así, con el ex pegado. ¿En qué quedamos?

Pues bien, en la anterior 21.ª edición del DRAE, la Academia trata de solucionar el embrollo de la preposición inseparable-separada ex mediante una artimaña inverosímil (¡no contaban con su astucia!): dar a ese ex la categoría de simple preposición (compañera de a, ante, cabe, con, contra) ¡Horror! Y yo me pregunto: El ilustre académico que engendró semejante desafuero ¿conoce la gramática de la lengua castellana o pidió asesoramiento a la señora de la limpieza?

La preposición sirve para denotar la relación que media entre dos palabras (Gramática de la RAE, 173,a), enlaza un elemento sintáctico cualquiera con un complemento sustantivo (Esbozo, 3.11.1). Pero ¿dónde está el carácter relacionante o nexivo [en palabras del Esbozo académico] de la presunta preposición ex en, por ejemplo, El ex presidente Pérez fue entrevistado? ¿Qué relaciona ex: el artículo el con el sustantivo presidente? ¡Por favor! Y ¿alguien puede explicarme el hecho inconcebible de que en la oración citada (El ex presidente Pérez fue entrevistado) el sujeto lleve preposición?

Confieso que esta partícula ex me ha traído a mal traer por años. Nunca pude comprender por qué una preposición inseparable (así clasificaban diccionarios y libros a esta incómoda palabrilla) debía escribirse separada. Para mí —rígido pensador aristotélico— esto era una típica contradictio in terminis. ¡Bueno!, pero si la Academia dice que va separado (ex ministro, ex monárquico y no exministro, exmonárquico) pues tendrá que ser así: magister dixit…

Pero no. Oigan esto. Algún tiempo después tuve en mis manos un e-mail de la RAE que decía: “La Comisión de Gramática ha estudiado el caso planteado por las palabras formadas por ex y ha llegado a la conclusión de que ex es un prefijo en español. Se utiliza antepuesto a sustantivos y adjetivos de persona o cosa para indicar que lo denotado por el sustantivo o adjetivo ha dejado de ser lo que estos indican. Aunque se comporta como un prefijo, se escribe separado del sustantivo o adjetivo al que se refiere: ex marido, ex guardia civil”.

¡Aleluya! Es prefijo y no preposición. ¡Qué alivio! Pero pregunto de nuevo: ¿Por qué excautivo sí y exmarido no?

Y todavía no termina la telenovela. Resulta que, según la tradición y la norma, el famoso ex “se antepone a otros nombres o adjetivos de personas” (DRAE) y nunca de cosas. Sin embargo, en el e-mail de la RAE que mencioné, leo —con asombro—: “…se utiliza antepuesto a sustantivos y adjetivos de persona o cosa para indicar que lo denotado por el sustantivo o adjetivo ha dejado de ser lo que estos indican”. Es cierto que se ha escrito frecuentemente sobre la ex-Yugoslavia, la ex-Unión Soviética…, mas ¿podríamos calificar de exnegro, por ejemplo, al cabello de una dama (porque se tiñó de rubio), o hablar de un exhospital porque lo convirtieron en hotel? ¿Hasta dónde podría llegar este enigmático ex?

Pero escuchen esto: cuando, hace año y pico, tuve ante mi vista la flamante nueva edición, 22.ª, del DRAE, busqué ansiosamente la esperada rectificación del ex preposicional. ¡Horror, terror y pavor! El que fue primero prefijo ex y después preposición ex… ahora es adjetivo ex. ¡Santo Dios! ¿Habrá recibido la Comisión de Gramática de la RAE un sobrecito con ántrax cerebral? Porque, aun cuando el prefijo ex tenga un contenido semántico afín a antiguo o pasado o anterior, ¿qué gramático con sentido común calificaría de adjetivo a un ex, que siempre va antepuesto al sustantivo y jamás puede posponerse (el ex director y nunca el director ex) y que nunca podrá pluralizarse (el ex director, pero no los exes directores)? Todo, todo adjetivo del idioma puede posponerse a su sustantivo —y así va casi siempre— y todos tienen plural. Excepto, naturalmente, ese ex “adjetival” que, inconcebiblemente, la RAE se sacó de la manga, en octubre del 2001, para su 22.ª edición del DRAE.

¿Cuándo terminarán las aventuras y desventuras del ex? Solo Dios y la Real Academia lo saben. (Revista Pulso)

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