Fernando Gaitán,  creador de Betty La Fea y Café con Aroma de mujer

Fernando Gaitán,  creador de Betty La Fea y Café con Aroma de mujer

POR MARIVELL CONTRERAS
El patio de la Casa de los Museos Reales sirvió de escenario para nuestro ansiado encuentro con el escritor Fernando Gaitán, guionista de las dos telenovelas más impactantes que ha dado la República de Colombia al mundo: Café con aroma de mujer y Betty, La Fea.

Dos fenómenos mundiales de popularidad que como novelas marcaron ambas, en tiempos distintos, dos formas rompientes de hacer este género que ha sido tan sacralizado como vilipendiado y que sin embargo ha mantenido inmune a una y otra tendencia que son millones de personas que día y noche en cualquier parte del mundo tienen su hora sagrada: la de la telenovela.

Fernando Gaitán fue invitado por su compatriota Elisabeth Martínez  al país, para que estuviera presente en la puesta en circulación de la novela Ante los ojos de la Ley, del pelotero y poeta dominicano Miguel Batista.

Allí, mientras conversaba con el presidente de Norma y el Padre Avelino en una tertulia en la que se debatían temas relacionados con la violencia, la iglesia, la fe y las bandas juveniles, le abordamos.

Este bogotano que se distingue como guionista, creador de series y programas de televisión en su país ha recibido muchos reconocimientos y premios tanto en su país como internacionales, tiene además el mérito de conseguir un perfil tan distinto y definido de sus personajes que ya Betty La Fea es un comic de Cartoon Network y ha dado la vuelta al mundo traducida a múltiples lenguas.

Considera que las adaptaciones de sus libretos a otras lenguas y realidades culturales son positivas, pero que deben adaptarse a la realidad de cada país en que se presente.

Lo más sorprendente es que Fernando Gaitán es primero un escritor de literatura y luego un libretista.  A pesar de que a nosotros nos llegó primero la telenovela (Café con aroma de Mujer) que el libro que la contenía.

Nosotros que pensábamos que él había tenido que hacer una novela después de una telenovela nos enteramos de que “las novelas yo siempre las escribo como novelas.  Yo lo que hago es editar, un poquito retocado el libro.  Pero en general le traigo una sinopsis a un canal.  Yo las escribo completamente antes de empezar los libretos”.

Nos explica que una novela suya puede tener entre 180 y 200 páginas y que de esas “me toca sacar hasta 7 mil en formato de libreto”.

Con este genio, que fue capaz de escribir dos de las historias más exitosas como telenovelas, en este país y en el mundo, es que conversamos para este encuentro.

Nos comentó que el libreto “es una técnica.  El libretista es un escritor con la técnica para desarrollar libretos”.

El autor de la archifamosa Betty La Fea lo dejó sin sueño por mucho tiempo “Betty me dejó sin sueño durante mucho tiempo” y después de unas vacaciones de un año y pico decide regresar con un proyecto que está supuesto a estrenarse en mayo en Colombia.

La nueva novela de Gaitán se llama Hasta que la plata nos separe, pero hasta que el tiempo y la transmisión nos pongan ante un tercer toque de queda, enfocamos lo que hasta ahora ha funcionado.

Aunque es la primera vez que Gaitán viene al país, no es la primera vez que lo invitan “porque me habían invitado un par de veces antes y por el éxito de la novela Café con Aroma  de Mujer, las invitaciones eran simultáneas pero no podía venir, pero la conozco con el alma”.

MC: Cuando me pongo a pensar en esa tensión, en esos capítulos finales por ejemplo de Café  con Aroma de Mujer, de Betty la Fea, me pregunto ¿qué tanto influye, afecta a un guionista cuando está escribiendo una telenovela con la que tiene que llenar sus expectativas como escritor y las expectativas del público, sin traicionar su propia historia.

FG: “Lo importante es no traicionar la historia, es tan importante que uno no pierda el  norte de la historia, no hay que traicionarla, hay que hacer unas concesiones, pero no todo, porque el público quiere adivinarlo todo, quiere siempre desde el primer capítulo adivinar el resto, y eso no hay que permitirlo tampoco, eso en la novela no es predecible. La predicción desde luego existe, pero yo siempre he dicho  que una novela es como cuando un boxeador se sube al ring.  Ese es un cuento real que los boxeadores se golpean con su rival, y tercero no saben lo que viene hasta el último round, lo bajan del ring y no sabe que pasó. En algún momento Betty tuvo 127 millones de espectadores en el mundo simultáneamente yo nunca pensé en esa cifra, porque se me iban a petrificar los dedos, yo preferí dejarlo por el lado del boxeo, que es más fácil, es decir uno cumple, y después que me bajé del ring fue que empecé a mirar lo que había hecho”.

MC: En el caso por ejemplo de Betty estás enmarcado en un espacio, yo lo veo como si fuera una antinovela, porque eso rompió con el sistema de la novela rosa, la sufrida, la muchacha bonita, de alguna manera es una antinovela.

FG: “Es antinovela en la medida en que la protagonista es fea y eso rompe el primer ambiente de una telenovela que la protagonista es bella, irremediablemente bella, que le guste a todos los hombres, pero digamos que la telenovela es un fenómeno de identificación, tiene que identificarse con las mujeres fundamentalmente y resulta que la belleza es excepcional, hay más mujeres feas en el mundo que bonitas, sino la belleza no existiera”.

MC: Dos características distintas por ejemplo en el personaje de Betty la Fea y la protagonista de Café con Aroma de Mujer, primero dos perfiles que están unidos a lo que es el perfil de la mujer actual, es fuerte, no está llorando, sino que tiene un papel preponderante en la sociedad y se hace sentir y son dos mujeres que no se parecen a los perfiles como en el caso de Betty…”

FG: “El objetivo es el mismo, no sé porque históricamente le tocó cambiar esa actitud, cuando escribí Café (con Aroma de Mujer) el país (Colombia) estaba en manos de las mujeres, y desde ahí  hasta este momento ha estado en manos de las mujeres, pues yo creo que ese es un proceso que hay que reconocerlo, las mujeres son muy fuertes”.

Cuenta que en la actualidad su país tiene 6 ó 7 ministras y que la mayoría de las instituciones del gobierno están en manos de mujeres, la banca, muchos gremios están en manos de esas señoras, a las que califica de bravas poderosísimas.

Explica que en la gran población pobre de Colombia que es pobre la economía la manejan las mujeres. Los padres no responden, entonces la mujer es la que vela por sus hijos, por su economía, por los estudios, entonces para que hablar de los hombres, hay que reconocer eso en las mujeres, ellos son las dueños de la historia, en Colombia, por lo menos que es el país  que conozco, ellas son heroínas”.    

En relación a los personajes masculinos tradicionales dice que los papeles machistas de las telenovelas son los personajes secundarios y que el galán siempre es un idiota “es un idiota  que la familia no le deja enamorarse de la campesina que le pone por encima los apellidos, que tiene una novia que lo traiciona. Es un absoluto idiota”.

Dice que en sus historias los hombres son como son estos en realidad que “en general les temen a las mujeres, eso es importante reconocerlo, les tenemos miedo, tenemos miedo de que nos dejan, de que nos sorprendan, el hombre siempre está al frente de las situaciones, los que no responden son los que a nadie le importa, los que se gastan el dinero en tragos, mujeres”.

MC: Decía una  colega y además compatriota suya, Laura Restrepo, en una entrevista que le hice que la columna vertebral en las novelas Latinoamericanas, es la mentira, ¿realmente es la mentira?

FG: “Es cierto lo que dice Laura, mientras que en Europa la filosofía es hablemos de frente, en Latinoamérica es  juguemos…  Claro nuestra diferencia con Europa es la seducción que es una mentira, es encantadora, juguemos  a seducir, a nosotros nos forman con el baile, y la mamá le dice a la niña si te gusta no dejes que se te acerque, nunca le muestres tus sentimientos a la primera distancia, el varón tiene responsabilidad enorme”.

Sin embargo, le expresamos nuestras dudas en el caso de la novela argentina, la que no ha podido encajar en la mentalidad de las mujeres, hombres y niños que cada día y noche se sientan a ver lo que les gustaría vivir en pantalla.

Nos dice que lo que pasa es que los argentinos tienen un problema insalvable en el acento y que a esto se le agrega el hecho de que los argentinos tienen una cultura marcadamente europea y que a la hora de hacer telenovelas son más europeos que latinos.

Sostiene que la telenovela colombiana se distingue del resto en latinoamericana por el manejo de los protagonistas, el contexto (en la oficina), con un referente social y temas actuales y que en su mayoría tiene mucho humor.

Cuando le preguntamos a Fernando Gaitán por qué el drama por el que es noticia Colombia no forma parte de las telenovelas nos responde enfáticamente con la sentencia de que por su parte no llegará nunca.

“Colombia es un país que aparece en todos los noticiarios del mundo desde hace muchos años con sus males endémicos… como si fuera esta nuestra única realidad”, afirma.

En su concepto de telenovela, que son las más internacionales de todas las colombianas no aparece ni una sola arma, no se pronuncia la palabra drogas  “no hay kilo de cocaína, no hay un tabaco de Marihuana  y los colombianos reconocen mis telenovelas como muy colombianas”.

Explica que los colombianos “también vivimos una realidad normal a pesar de todo lo que vivimos, y la obligación nuestra es como un deseo de que el mundo conozca que tenemos un folklor, mujeres bellísimas, que  amamos sin desgarrarnos por una mujer, que amamos nuestros padres y que trabajamos como bestias”.

Lo demás, concluye, es la parte que hacen las noticias “y lo hacen bastante bien”.

 Vida y obra

Nace el 9 de noviembre de 1960, Bogotá. Guionista y creador de series, telenovelas y programas de televisión colombianos. Se caracteriza por saber utilizar historias dentro de  diversos contextos sociales.  Se destacó por novelas y series como Azúcar, Laura por favor, La quinta hoja del trébol, La fuerza del poder, Guajira, Hombres, Carolina Barrantes, Francisco el matemático, de la cual fue el asesor creativo, Café con aroma de mujer y Yo soy Betty, la fea. De estás últimas ha producido las versiones internacionales para la India, Alemania, Rusia, Inglaterra, México, España, Estados Unidos y Holanda. Ha recibido múltiples premios y nominaciones, tanto nacionales como internacionales, a mejor libretista y mejor novela, entre ellos: India Catalina (1993, 1994, 2000, 2001), Simón Bolívar (1994), El Tiempo (1999, 2000), Radio Caracas Televisión (2000), Asociación cronistas del Espectáculo de EEUU 1995), TP de Oro de España (2001), premio GES y premio INTE de Miami (2002).

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