Fernando Lugo juró como presidente de Paraguay

 Fernando Lugo juró como presidente de Paraguay

 ASUNCIÓN, (AFP) – El ex obispo católico Fernando Lugo juró este viernes como presidente de Paraguay por un período de cinco años ante unas 15.000 personas, nueve jefes de Estado y 97 delegaciones extranjeras en un acto llevado a cabo en la plaza del Congreso de Asunción.

   Vestido con camisa blanca con cuello mao y sandalias, con sus tradicionales anteojos y barba entrecana y entre los vítores de miles de entusiastas partidarios, Lugo juró «cumplir y hacer cumplir la Constitución» ante el presidente del Senado Enrique González Quintana.

   El presidente saliente Nicanor Duarte entregó los atributos presidenciales dentro de la sede legislativa y al abandonarla fue abucheado por la muchedumbre.

   Con una popularidad récord del 97%, Lugo es el primer presidente que recibe el poder de un partido distinto al suyo, en un país caracterizado por golpes, cuartelazos y guerras civiles y donde la pobreza azota a 40 de cada cien paraguayos.

   La ceremonia contó con la presencia de los presidentes Cristina Kirchner de Argentina, Luiz Inacio Lula da Silva de Brasil, Tabaré Vázquez de Uruguay, Michelle Bachelet de Chile, Rafael Correa de Ecuador, Manuel Zelaya de Honduras, y Ma Ying Jeou de Taiwán y con el príncipe español Felipe de Borbón.

   A ellos se suman los vicepresidentes José Ramón Machado Ventura de Cuba, Luis Giampietri de Perú, Francisco Santos Calderón de Colombia, Rubén Arosemena de Panamá, Rafael Espada de Guatemala y Samareh Hashemi de Irán.

   La entronización del ex religioso — que recibió dispensa del Vaticano para ejercer la presidencia con la posibilidad de retornar al Episcopado — puso fin a 61 años de hegemonía del partido Colorado oficialista, 35 de ellos bajo la férula del general Alfredo Stroessner.

   El presidente del Congreso le pidió al flamante jefe de Estado en lengua guaraní — hablada por el 80% de la población — que se acabe el latrocinio practicado por los gobiernos anteriores.

   En el marco de un plan de austeridad y transparencia con el que comenzará su gestión, Lugo renunció a su salario y exhortó a los políticos que lo imiten. «Los pobres necesitan más que yo», afirmó.

   Prometió ser «implacable con los ladrones del pueblo» y recordó que su país es conocido en el mundo por la corrupción de sus gobernantes y la miseria del pueblo.

   Prometió trabajar para que durante su gestión, la nación sea conocida «por su honradez y transparencia».

   Entre lágrimas, visiblemente conmovido, el Presidente dijo estar agradecido al Vaticano por la dispensa recibida del papa Benedicto XVI para ejercer la jefatura de Estado.

   «Soy un laico agradecido a su Iglesia, aferrado a su fe y a su humilde historia», enfatizó.

   El nuevo líder del Ejecutivo fue catapultado por la coalición de diversos orígenes partidarios llamada Alianza Patriótica para el Cambio (APC), que no logró mayoría propia en el Congreso.

   Además del sustento del partido Liberal (centroizquierda), la base de la APC, Lugo recibió el apoyo del partido Unase que lidera el líder opositor Lino Oviedo, tercera fuerza política, capaz de inclinar la balanza hacia cualquiera de las grandes fuerzas, la APC o el partido Colorado.

   Lugo también cuenta con la simpatía de varios grupos de senadores y diputados colorados, en radical oposición al ex presidente Duarte, a quien culpan de ser «el mariscal de la derrota».

   El escritor uruguayo Eduardo Galeano, presente en Asunción, aseguró que la llegada al poder del ex obispo significa la «resurrección de la otra Iglesia», en relación a la opción por los pobres abrazada por los sacerdotes partidarios de la Teología de la Liberación.

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