Fernando Viyella

Fernando Viyella

En días recientes se nos fue Gianni Vicini, figura estelar del empresariado dominicano. Ahora, es Fernando Viyella San Miguel, quien acaba de emprender el largo camino de la eternidad. Perteneciente a la misma categoría, aunque de estilos diferentes guardaban muchos puntos de coincidencia. Ambos visionarios, emprendedores, incansables, creadores de riqueza, hacedores de progreso. Aún les unía otra característica: rehuían el protagonismo personal. No eran material de crónica social, sino trabajadores incesantes inmersos en su obra.

A Fernando Viyella le conocí casi en los inicios de la década de los setenta. Él andaba buscando una persona que pudiera encargarse de las relaciones públicas de FERSAN su todavía novel empresa y yo a la caza de oportunidades de mejorar mis aún limitadas finanzas en la tierra que generosamente me había acogido y brindado una segunda oportunidad de respirar en libertad. Un amigo común ya desaparecido, Julio Tarafa, sirvió de puente. Las oficinas de la compañía ocupaban entonces un local de alquiler en Plaza Naco, hasta que el dinámico crecimiento de sus negocios le requirió construir su propia sede en la John F. Kennedy, que todavía ocupa.

Me tuvo a prueba tres meses antes de que mi contratación se hiciese definitiva. A partir de entonces, ganado por la mística de la empresa fui quedando cada vez más involucrado en el desarrollo de la misma. De ese proceso de creciente inclusión surgieron algunas ideas que contaron con su decidido apoyo: la revista FERSAN INFORMA, el Calendario Agrícola FERSAN, el Mapa de Huracanes, todos aportes gratuitos para los productores agropecuarios.

El tiempo y la identificación en el trabajo fueron anudando relaciones cada vez más estrechas hasta convertirse en una profunda amistad de mutuas confidencias. Don Fernando era un sabio consejero y a la vez, un ser aconsejable. Sabía escuchar y valorar las opiniones de los demás. Juicioso, jamás tomaba decisiones sin antes analizarlas exhaustivamente. Dotado de un gran sentido de lealtad era severo, firme y disciplinado en el trabajo al tiempo que generoso. Trabajador incansable, predicaba con el ejemplo y no exigía ni esperaba más de los otros que lo que daba de sí mismo. Sabía reconocer y recompensar a quienes lo merecían.

Su pasión era el campo. Pionero en el desarrollo de la ganadería de carne era un infatigable promotor de la actividad agrícola, siempre a la búsqueda y aplicación de modernas tecnologías que contribuyeran a incrementar el rendimiento de las cosechas. FERSAN no era solo una fábrica de fertilizantes y distribuidora de agroquímicos de última generación, sino un permanente laboratorio de ideas que permitieran aumentar la productividad del agro dominicano. El amplio programa de fincas demostrativas que llevó a cabo en los principales rubros agrícolas, sirvió de guía práctica a productores de todo el país para adoptar prácticas agronómicas modernas y cada vez más eficientes.

Su visión y tenacidad hicieron que FERSAN se convirtiese en la empresa líder del sector, una posición que ha conservado hasta el presente.

Con la partida de don Fernando el sector empresarial y en particular el agro nacional resienten la pérdida de uno de sus más vigorosos exponentes; la sociedad de una figura de notables merecimientos y de grandes aportes al progreso nacional; yo, la de un amigo entrañable e inolvidable.

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