Fervor patriótico

Fervor patriótico

VÍCTOR GULÍAS
Es en las grandes crisis donde se pone a prueba el temple de personas y pueblos. Es en medio de las más fuertes tempestades donde se prueba la destreza de los capitanes de barcos y de sus tripulaciones respectivas. De igual modo, el pueblo dominicano sabrá levantarse, unido y firme, y derrotará la oleada criminal que nos abate, la delincuencia que mantiene sitiadas ciudades, pueblos y campos y volveremos a caminar libres y seguros por las calles, orgullosos siempre de nuestra nación.

Un país como el nuestro, que vive básicamente del turismo, no puede darse el lujo de caer en manos de unos cuentos antisociales y decretar retirada y dejarle las calles a los ladrones, asaltantes, asesinos, violadores y rateros.

Hay que ponerse de pie, unidos alrededor de la legítima autoridad, y con fervor patriótico, decirle no a la violencia, no a la inseguridad, no a las drogas, no a la corrupción, no al derrotismo, no a la desesperanza.

El fervor patriótico al cual convocamos, incluye además reclamar la expulsión y frenar la oleada masiva de inmigrante ilegales haitianos, la expulsión de nuestras principales avenidas de las pedigueñas que usando a famélicos niños, piden limosnas y estorban el tránsito.

El fervor patriótico nos mueve también a reclamar ponerle fin a la destrucción en Santo Domingo del Cinturón Verde que levantó el Presidente Joaquín Balaguer para poner orden al caos urbano y frenar la arrabalización de la capital. Al respecto, basta pasar por la avenida Monumental que conduce al Cementerio Cristo Redentor, para constatar las invasiones de terrenos del Estado, fenómeno que se viene dando a partir de mayo pasado.

Amar su país es defenderlo, cuidarlo, preservarlo. Amar su patria es luchar por su engrandecimiento. Fervor patriótico no es sinónimo de patrioterismo, es, eso sí, dolerle la deforestación que amenaza el presente  y futuro nacionales, es condenar el narcotráfico y el uso de drogas, es exigir respeto para nuestra Iglesia Católica, es pedir aumentar las fuentes de empleos, es reclamar paz y sosiego para la familia dominicana.

Pero no podemos limitarnos a reclamar. También hay que aportar, pues por sí sólo, el Gobierno no puede reconstruir el país. Hace falta el aporte a la patria de cada uno de sus hijos: El Gobierno administrando con honestidad, pulcritud y eficiencia, la oposición aportando ideas y no obstaculizando la gestión oficial, el empresariado creando empleos y pagando sus impuestos, los obreros dedicándose a incrementar la productividad, la ciudadanía pagando los servicios para que éstos puedan mejorar, los estudiantes aprovechando el tiempo, en fin, cada uno haciendo lo que debe hacer.

Con fe en Dios, implorando la protección de Nuestra Señora de La Altagracia, siendo pacientes, trabajadores  y optimistas, podremos vencer las dificultades presentes y abrir el mañana a una vida más digna, y mejor para todos los hijos de esta tierra. Arriba el fervor patriótico.

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