VIÑA DEL MAR, Chile. Han sido días nublados en el principal balneario de Chile, Viña del Mar. No sólo para los más de 150.000 turistas extranjeros y nacionales que viven el presente verano sudamericano, sino para el público que desde el miércoles pasado y hasta este lunes colmaron el colosal anfiteatro de Viña, sede del Festival Internacional de la Canción, el cual no ha brillado mucho, según nota de CNN.

Si no ha brillado, no ha sido por la falta de ganas y energías del público asistente (conocido como el “Monstruo” de la Quinta Vergara), sino por la “ausencia” de artistas de mayor popularidad en la escena internacional. “Para cinco días de Festival, creo que han debido traer a artistas que se estén consagrando mejor, como Luis Miguel, Shakira, Ricky Martin, Christina Aguilera”, dijo un asistente.

Si no hubiera sido por la contundente presentación de la banda estadounidense Toto; la fuerza y poder de los mexicanos de Molotov; la vigencia de Camilo Sesto y la sorpresa de la chilena de tan sólo 14 años de edad María José Quintanilla (arrasó con todos los premios), el Festival de Viña del Mar hubiera sido un “bostezo”.

Tal vez queden en el olvido los números acrobáticos y de magia, los cuales restan tiempo en escenario a artistas que merecían un mayor espacio, como la colombiana Soraya. Los espectáculos de humor no han sido como los de otros años, en los que el “Monstruo” realmente reía a carcajadas. Este año, el público ha sido solidario con el humorista argentino boliviano Sandy y cruel con la chilena Natalia Cuevas (debió retirarse sin pena ni gloria del escenario en menos de 10 minutos y olvidando todo el libreto).