Festival Musical de Santo Domingo
cautiva en su noche inaugural

Festival Musical de Santo Domingo<br/>cautiva en su noche inaugural

POR JOSELIN RODRÍGUEZ
La inauguración del sexto Festival Musical de Santo Domingo el miércoles pasado en el Teatro Nacional Eduardo Brito fue una noche cargada de muchas emociones por la calidad  de la Orquesta Sinfónica Nacional, magistralmente dirigida por el francés Philippe Entremont, y el pianista André Watts. 

Fue una noche en que los músicos y el maestro Entremont se lucieron, pues lograron llevar a un alto nivel de expectación a los presentes, que disfrutaron del variado menú musical, largamente ovacionado durante las casi dos horas y medias que duró.

A las 8:35 de la noche las notas del Himno Nacional dieron inicio al  tan anhelado festival, que celebra  una  década de triunfos. Ideado por el maestro y pianista Entremont, el festival es toda una institución que cada dos años busca superarse a si mismo con la participación de reconocidas figuras de la música clásica.

El “Preludio de salutación”, del compositor ruso Igor Stravinsky, dio paso a lo que el público podía esperar del concierto. Sus breves y alegres notas fueron escritas especialmente para celebrar los 80 años del director de orquesta Pierre Monteus, un gran amigo de Igor. Esta es una pieza rica en armonía y llena de ingenio.

La segunda obra fue una grata sorpresa para la audiencia. La fanfarria “Novi Temporis”, de la autoría del director dominicano José Antonio Molina, fue un encargo especial del maestro Entremont para conmemorar los primeros diez años del festival.

La pieza consta de cinco partes: prólogo, fanfarria, coral, fanfarria II y coda.  Es una pieza muy festiva, alegre y luminosa, aunque por momentos recrea una atmósfera íntima, que invita a la reflexión.

El programa continuó con el Concierto No. 2 en Si bemol mayor, para piano y orquesta Opus 83, del compositor alemán Johannes Brahms.

A la OSN se le unió el pianista André Watts, músico que hizo las delicias del público por su destreza al tocar su instrumento. Tanto la orquesta como Watts lograron acoplarse y complementarse como un solo cuerpo. La obra  Brahms la empezó a escribir en 1878 y la concluyó tres años después. El concierto consta de cuatro movimientos, por su duración ha sido comparada con la sinfonía. Cada movimiento logró envolver al público, que se mantuvo como en un mundo de concentración. Todos de pies  le dieron  una  ovación durante unos minutos.

“La sinfonía del fuego, sinfonía No. 3”, escrita en 1998 por el músico israelí Gil Shohat, está dedicada al pianista Entremont y la Orquesta de Cámara de Israel. Es rica en armonía en la que sobresalen los dulces sonidos de las flautas y los violines, para  luego sumarse  de manera paulatina los demás instrumentos. Por momentos suena dulce, pero a la vez muy vibrante.

El gran final llegó con la suite de “El caballero de la Rosa”, del alemán Richard Strauss. Considerada su pieza de mayor popularidad, relata los clandestinos amores de la princesa Von Werdenberg, esposa del príncipe y mariscal de campo Von Werdenberg, con el joven Octavio. El concierto concluyó cuando faltaban tres minutos para las 11:00 de la noche.

Cositas

  Aunque la sala no estuvo llena en su totalidad, el festival es una buena opción para celebrar lo mejor de los grandes clásicos de la música universal y contemporánea.

  Se pudo ver a muchos padres ir acompañados de sus hijos a disfrutar del concierto.

   Cuando la OSN concluyó la fanfarria que escribió Molina, el compositor se puso de pie e hizo una reverencia hacia el maestro Entremont y la orquesta. Se pudo ver que estaba satisfecho con el trabajo que hicieron.

   El pianista André Watts logró cautivar al público, que se rindió a sus pies. Minutos después de concluir su participación la audiencia seguía aplaudiendo su soberbia interpretación.

  El israelí Gil Shohat también quedó impresionado con la ejecución de su pieza “La sinfonía del fuego”. No aguantó la emoción y se acercó al escenario para estrechar la mano del maestro Entremont.

  Al finalizar el concierto, se pudo ver a los miembros de la orquesta saludarse y felicitarse por el deber cumplido.

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