Fetichismo, ese oscuro objeto del deseo

Fetichismo, ese oscuro objeto del deseo

En su sentido estricto la palabra fetichismo viene de la antropología. A fines del siglo XIX era usada por los académicos para referirse a los pequeños dioses individuales que protegían a algunas etnias africanas, los cuales los acompañaban toda la vida.

Esta idea de tener un objeto idealizado fue llevada a la psicología y la sexología para designar un tipo de parafilia referida a la desviación de los deseos y las fantasías sexuales hacia objetos. Es decir el fetichista es alguien que enfoca su sexualidad en objetos más que en personas.

Un fetichista es alguien que tiene intensas fantasías y deseos a partir del uso de objetos que son el centro de toda su atención, hasta el punto de que solo responde sexualmente si tiene el objeto deseado.

LA OBSESIÓN POR UN ZAPATO

El fetichismo se refiere a necesidades sexuales y fantasías con objetos. Es casi exclusivo de hombres, pues raramente se da en mujeres.

Entre los objetos típicos de un fetichista están las ropas de mujer, generalmente las prendas íntimas diminutas, y los zapatos taco aguja.

Si bien todos podemos tener un toque fetichista en nuestras relaciones (guardar cartas o atesorar algún objeto dado por el ser amado, por ejemplo), la diferencia es que un fetichista clínico es alguien que siente la necesidad excluyente y conminatoria por poseer los objetos de su adoración.

Las parafilias

Anteriormente llamadas desviaciones sexuales, son alteraciones de las circunstancias, contexto o sujeto con quien se establece una relación con el fin de lograr placer sexual. Esto implica condiciones no usuales para el logro de la excitación sexual y el orgasmo.

Las parafilias no afectan la respuesta sexual sino que la condicionan a circunstancias «especiales». Son parafilias el vouyerismo, el sadismo, el masoquismo y el froteurismo.

Hay parafilias que tienen implicaciones legales, entre las que se encuentran la paidofilia, la necrofilia y el exhibicionismo. Las personas que las padecen necesitan atención psiquiátrica.

Muchos especialistas opinan que si las parafilias no hacen daño a terceras personas ni causan malestar, deterioro social, laboral o de otras áreas de la vida de la persona y, si ambas partes de la pareja lo disfrutan y están de acuerdo en llevarlas a cabo, no necesitan tratamiento alguno.

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