Feynman  en Japón

Feynman  en Japón

Cuenta Richard Feynman, probablemente el físico más importante del siglo pasado después de Einstein, que al final de su estadía en Brasil, recibió una nota del profesor Wheeler invitándolo a un congreso internacional de Física Teórica en Japón. Conjuntamente, le llegó un manual inglés-japonés que usó el ejército estadounidense durante la ocupación. Conociendo los trabajos del profesor Yukawa, Premio Nobel, y los de Tomonaga y Nishina, Feynman se interesó mucho y comenzó a estudiar japonés.

Lo hospedaron en un hotel internacional pero se sentía como si estuviera en su país. Así que se las arregló para que lo cambiaran a uno puramente japonés, donde tuvo varias experiencias interesantes. Llegando al hotel, lo acompañó hasta la habitación una japonesa de mediana edad con sus sandalias de madera que sonaban: takataka, takataka takataka.  Entran y ella procede a desnudarlo, luego le entrega unas pantuflas y una yukata azul y blanca para usar en el hotel. La señora era la encargada de su habitación, una habitación excelente, con su tatami, baño japonés y puerta al jardín.

En su yukata azul y blanca observó el jardín desde la puerta posterior de su habitación y luego se sentó a trabajar. Al ratito, ve una bella mujer japonesa, joven, vestida preciosamente, parada en la esquina de esa puerta. Piensa con su picardía: “Esto va a ser muy interesante”. La bella joven hablaba un poco de inglés y le pregunta: “¿Quisiera ver el jardín?” Le tomó el brazo y le enseñó el estanque con las carpas rojas y rojas con blanco, los bonsáis, en fin, el tranquilizante verdor con sus áreas para meditar y soñar. Pero su sospecha no se dio, simplemente, era que el hotel le envió a la que hablaba un poco de inglés para deleitarlo viendo el jardín.

Feynman oye a la señora que llega a la habitación y le dice algo del baño. Él contesta: “Hai”. Había oído que los baños japoneses eran muy complicados. Éste tenía una tina grande con mucha agua calentada desde afuera, así que Feynman entra al lavatorio y oye alguien bañándose en la tina. En eso se desliza la puerta y le dicen: “Profesor, es un error muy malo entrar al lavatorio cuando otra persona está tomando un baño”. Era nada menos que el profesor Yukawa, quien le dijo que sin dudas la señora le había preguntado si quería un baño para preparárselo cuando estuviera desocupado y luego avisarle.

Cuando alguien iba a visitarlo, se sentaban en el suelo a conversar; no pasaban más de cinco minutos de la visita y la señora encargada de la habitación llegaba con una bandeja con caramelos y té. Era como si tuviera un huésped en su propia casa. Comer en el hotel también era diferente, la camarera que traía la comida se quedaba acompañándole hasta que terminara para que no estuviera solo.

La comida era maravillosa, dice: “al destapar el tazón de la sopa, veía pequeños pedazos de cebolla flotando, representando un lindo cuadro”. La forma como la comida luce es  muy importante en Japón.

En otra ocasión el autobús que los llevaba al salón del congreso de física se estaba demorando mucho; su colegas le dijeron: “Hey Feynman, como hablas japonés, dile que arranquen”. Ni tonto, ni perezoso le dijo al chofer: “Hayaku! Hayaku! Ikimasho! Ikimasho!” Es decir: !Vámonos! ¡Vámonos! ¡De prisa! ¡De prisa!” Nota. Sin embargo, que los japoneses se escurren rápidamente, contestando: “! Sí señor! ¡Sí señor!”. Resulta que eso lo había aprendido en el manual militar y era una forma muy ruda de hablar.

Decidido a hablar mejor japonés; tomó una hora diaria con un maestro mientras estaba en el Instituto Yukawa de Kyoto. Un día, aprendía el verbo <ver>. Entonces, Feyman le pregunta: “¿Si quiero decir, por ejemplo, podría ver su jardín, puedo decir….?” Feynman hace una frase con la palabra recién aprendida y el maestro le responde: “No, no, si usted pregunta a alguien debe decir: ¿quiere usted “ver” mi pobre jardín? Si usted se está invitando a ver el jardín del otro, dirá: ¿podría observar su magnífico jardín? Y, en un templo con sus elegantes jardines: ¿podría colgar mis ojos en su exquisitísimo jardín?” Por tanto, hay  tres maneras de decir <ver>”, dijo el maestro. Así desistió Feynman de las clases de japonés.

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