FF. AA. bien ponderadas y poco promocionadas

<P>FF. AA. bien ponderadas y poco promocionadas</P>

No soy militar, no busco ascensos ni posiciones, pero soy un hombre profundamente imbuido del principio Martiano, entre otros, de que: Honrar, Honra.

Las Fuerzas Armadas de la República Dominicana no logran proyectar ni hacer conocer a plenitud lo que real y efectivamente aportan a la sociedad. Quizás se derive de la psicología del “guardia” y concluya que no está para mercadearse sino para cumplir con sus funciones constitucionales. Ante críticas y señalamientos pertinentes que le achacan, calla, aunque trabaja sobre ellas internamente, con profundidad; y ante las críticas desmedidas, desproporcionadas y generalizantes, apenas se defiende. Sin embargo, la población, con esa sapiencia innata de pueblo, las coloca bien alto en el podio de la buena ponderación como lo demuestra, una vez más, la encuesta Barómetro Latinoamericano.

Es lógico, porque pueblo y sociedad saben que la institución no se cruza de brazos ante las manzanas podridas que hayan caído dentro del saco. Por sus propias características, las Fuerzas Armadas están conscientes que el día que deje de sacudirse se desploma como institución basada en la disciplina, la vocación y la entrega. Cuenta con una Comisión de Reforma y Modernización que, tras varios años de trabajo, es mucho lo que ha incidido en su transformación y remodelación. Muchas cosas nadie las ha pedido pero las FF. AA. las han identificado como necesarias e imprescindibles, como el caso de la nueva Ley Orgánica, desde hace mucho en el Congreso, donde se incluye una reducción drástica del generalato. El pueblo dominicano sabe que la corrupción es un mal profundamente enraizado que hay que extirpar y que algunos tienen menos éxito, o quizás voluntad, y otros son más enérgicos y dispuestos. Es una lucha tan urgente como larga.

También la sociedad dominicana sabe que son miles las familias que obtienen sus sustentos gracias a la preparación recibida en las Escuelas Vocacionales; que diariamente miles de ciudadanos reciben atención médica en instituciones militares mediante Acción Cívica; que son las Fuerzas Armadas las que han coordinado que miles de ciudadanos hayan viajado a Venezuela a operarse gratuitamente de la vista; que es la institución que más trabaja en la formación de Derechos Humanos – de lo que  he escrito antes -; que ha contribuido a la formación de la personalidad y la disciplina de miles de jóvenes mediante el Servicio Militar Voluntario. Me ha impresionado extraordinariamente el oír las opiniones de los padres de esos jóvenes cuando he participado en encuentros no solo en la capital sino allá, bien lejos, incluso, “donde comienza la Patria”.

Igualmente he explicado con anterioridad la extraordinaria escuela democrática que se ofrece en las aulas del Instituto Superior de la Defensa donde civiles y oficiales superiores, representantes de todos los partidos políticos, integrantes de la izquierda y la derecha, nacionalistas e internacionalistas, comparten en un marco de profundo respeto y tolerancia.

Sí, se puede no ser perfecto, pero seguramente reconforta saberse bien ponderado.

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