Fidel, el deporte y la segunda versión de David y Goliat

Fidel, el deporte y la segunda versión de David y Goliat

La muerte de Fidel Castro, máximo líder de la Revolución Cubana ha conmovido al mundo, uno de los grandes estadistas del Siglo XX, cuya impronta de solidaridad con los pueblos tercermundistas y su lucha por la soberanía frente al colonialismo y el capitalismo salvaje, quedará marcada por siempre como referente histórico de dignidad y firmeza en el imaginario popular de Latinoamérica y de otras latitudes.
Tan pronto se dio la noticia sobre su partida, han llovido los escritos sobre la vida, el pensamiento y el accionar político de la legendaria figura; en esta entrega nos motiva hacer una apretada síntesis de su identificación con el deporte y la actividad física como manifestaciones fundamentales para el desarrollo humano y las buenas relaciones entre las naciones. De ahí su incondicional y sólido respaldo dentro de las políticas del Estado socialista a partir de su instalación en el 1959, que llevaría a la Mayor de las Antillas a un desarrollo deportivo entre las principales potencias del orbe.
Fidel, quien había sobresalido como dirigente estudiantil y deportista en la Universidad de La Habana, donde más adelante se titularía como abogado, el 29 de enero de ese año apenas tres semanas después de la conquista del poder, tras el derrocamiento del gobierno corrupto de Fulgencio Batista, el entonces joven líder dijo algo que en poco tiempo se cumpliría al pie de la letra: “Venimos a impulsar el deporte y llevarlo bien lejos.”
Un paso clave que garantizaría el gran salto fue la creación en 1961, mediante la Ley 936 del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación con las funciones de planificar, dirigir, racionalizar, divulgar y ejecutar dichas actividades desde el nivel escolar en el ámbito nacional y en su proyección internacional, fijando las normas a seguir.
El nuevo modelo consistía en una planificación sistemática dirigida por el Estado con la implementación de las ciencias aplicadas al deporte. En el año 2000 se creó la Escuela Internacional de Educación Física y Deporte, donde estudian alumnos de más de 70 países de forma gratuita, en una gran demostración de solidaridad. Un buen número de dominicanos se han graduado en los últimos tiempos y muchos de esos profesionales ofrecen sus servicios al país. En el más encumbrado escalón del nivel competitivo se encuentran las Escuelas Superiores de Formación de Atletas de Alto donde se congregan las selecciones nacionales. En la actualidad Cuba es número uno en la región con más de 40 mil licenciados en cultura física y deportes, muchos de ellos mediante acuerdos han sido enviados como instructores en diversas naciones.
Tras el triunfo de la revolución, el deporte, la educación y la salud, han sido reconocidos por organismos internacionales como sus logros más relevantes, pese a los graves efectos de un prolongado bloqueo económico que Barack Obama trató de resolver, pero que el inefable Donald Trump podría echar por la borda.
Es prácticamente imposible poder enumerar las grandes proezas en este espacio. Lo primero es reconocer que durante medio siglo Cuba se ha mantenido como la principal potencia deportiva latinoamericana. Una de las hazañas más memorables ocurrió en los Juegos Panamericanos de 1991 cuando Cuba, haciendo las veces de David contra Goliat, quedó en el primer lugar del medallero, por encima de los Estados Unidos.
Un año después en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, Cuba ocupó el quinto lugar, era primera vez que una nación del tercer mundo por demás pequeña, alcanzaba ese rango equiparándose con las grandes naciones del primer mundo. Son muchos los íconos deportivos que han contribuido con elevar al más alto pedestal su identidad nacional. Podríamos mencionar entre los más emblemáticos a Teófilo Stevenson, Alberto Juantorena, Braudilio Vinent, Iván Pedroso, Javier Sotomayor, Félix Savón, María Caridad Colón y Ana Fidelia Quirot.
Los avances y triunfos en esa vital actividad humana del sistema cubano se deben a un hombre de la dimensión de Fidel Castro, uno de los estadistas más brillantes del mundo contemporáneo con mayor visión sobre la trascendencia del deporte y la actividad física, un astro rey que se apaga, dejando una estela de imperecedero fulgor.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas