Fidel no cede ante el capitalismo

<p>Fidel no cede ante el capitalismo</p>

LA HABANA (AFP).- Ultimo dirigente comunista de occidente, Fidel Castro, quien recibirá esta semana en La Habana el homenaje de su país y admiradores del mundo por sus 80 años, ha logrado la hazaña de mantener su régimen 17 años después de la caída del muro de Berlín.

Figura incuestionable de la segunda mitad del siglo XX, Castro llega al siglo XXI sin dar la más mínima tregua a sus diatribas contra “la sociedad de consumo” capitalista o el “imperialismo americano”, erigiéndose aún en defensor del tercer mundo contra el “Norte”, dando la impresión de que, para él, la guerra fría nunca terminó. “Y paradójicamente, en el ocaso de su vida, sus propósitos encuentran un nuevo eco, aún débil, entre los adversarios del liberalismo, de Estados Unidos y la globalización”, opinó un diplomático occidental.

Reducido al silencio desde hace cuatro meses debido a una delicada operación quirúrgica, este maestro de la oratoria se ha asegurado no obstante de continuar vigilando todas las decisiones importantes del país, porque, para él, “los verdaderos revolucionarios no se retiran jamás”.

Dictador inflexible para sus opositores, humanista revolucionario para sus admiradores, es en primer lugar “Fidel” para los cubanos, sean sus seguidores o sus adversarios en una casi clandestinidad en la isla o abiertamente en el exilio.

En casi 50 años en el ejercicio del poder -ostenta récord mundial como gobernante-, siete de cada diez cubanos no han conocido a ningún otro líder.

Atípico, con su barba de ex guerrillero, su uniforme, su gorra y sus célebres cigarros (hasta 1986), este hijo de emigrante español devenido en terrateniente fue no obstante alumno de los mejores colegios maristas y jesuitas del país, antes de convertirse en un joven rebelde en la Universidad, luego tomar las armas contra la dictadura de Fulgencio Batista y asumir el poder en 1959.

Guerrero empedernido, su mejor época, dice, fueron sus 25 meses en la guerrilla en la Sierra Maestra (1957-1959), donde forjó su figura de jefe militar, llevada al pináculo de la leyenda anti-imperialista por su rotunda victoria en Bahía de Cochinos en 1961.

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