Fidelio Despradel – Al menos sobrevivirá la dignidad

Fidelio Despradel – Al menos sobrevivirá la dignidad

Tres días faltan para las votaciones. Tres candidatos, con el conjunto de «atributos» que los adornan; las cúpulas de los tres partidos «mayoritarios», con su carga de complicidad; un congreso que es una vergüenza nacional, con minúsculas excepciones; una mal llamada «sociedad civil», con sus «mediadores» y «componedores», cómplices de este desastre; y una crisis catastrófica donde el país de todos los dominicanos y dominicanas no tiene nada que exhibir, que no sea vergonzoso, ominoso y malo para las actuales y futuras generaciones y para la dignidad de la Nación: (Eso es lo que pueden exhibir con orgullo los componentes del Bloque de Poder, después de más de cuarenta años de dominio, casi absoluto, y de disfrutar de plena libertad para hacer y deshacer sobre nuestra pateada sociedad!

(Hasta aquí mi desahogo!

(Pasemos ahora a cuestiones más pedestres!:

Una vez más, el enemigo ha logrado la gran hazaña de antagonizar a las víctimas del modelo que le han impuesto a la Nación: Muertos, heridos, concurso interminable de mentiras e hipocresía; un insólito diálogo de sordos: Ese es el saldo que nuestra prensa reporta. Acusaciones a diestra y siniestra. (Ninguna apunta al corazón de los verdaderos enemigos, aunque muchos de los que las enarbolan saben muy bien, o intuyen, que las verdaderas causas y culpables están por otros litorales!

«E` pa` fuera que van!», en un polo y el triunfalismo de un PRD que viene resucitando de entre los muertos, en el otro polo, anuncian la posibilidad, no solo de una «segunda vuelta» sino de intentos de violentar cualquiera de las dos «soluciones» que arrojen las elecciones del próximo domingo.

En 1978, horas después del intento de Balaguer de desconocer los resultados electorales, actuando desde el colectivo de militantes que publicábamos la revista Nuevo Rumbo, produjimos un comunicado llamando a la «Defensa de la Voluntad Popular». Hoy, es difícil pensar en repetir aquella consigna justa y revolucionaria, no solo por los antecedentes y contenido de las votaciones del próximo domingo sino ante la ausencia de elementos progresivos y patrióticos en la actual campaña electoral ni en los procesos sociales que éstas desatan.

(Pero en las próximas horas debemos decidir que comportamiento asumiremos ante la posibilidad de una crisis como la del 1978, la del 90 y la del 1994!

(No queremos «intermediarios»! (El embajador americano, canadiense, europeo y demás yerbas, que se vayan a consejarles al señor Bush y a su equipo de violadores de los derechos y la soberanía de los ciudadanos y de las naciones! (Somos una nación soberana! En este punto, me solidarizo con Radhamés en su pulsaciones del lunes, cuando planteó:

«….Para que carajo permitir estos observadores, sean de la nacionalidad que sean, puesto que si somos incapaces de realizar unas elecciones limpias -y ya las hemos realizado sin problemas- entonces cerremos las fronteras, volvamos a los taparrabos y comencemos de nuevo.

«Y pensar que todo esto sucede porque se trata de la misma línea importada que propugna por los grupos paralelos a instituciones estatales para trazarles pautas de origen nunca aclarado, aunque, en la mayoría de los casos, para defender intereses de grupos.

«Vamos pensando en suprimir los observadores electorales y el paralelismo en organizaciones del Estado. Somos o no somos. Y si resulta que somos incapaces de dirimir nuestros problemas, entonces que entre el mar.

«Al menos sobrevivirá la dignidad».

(Bien por Radhamés! (Cuánto necesita el país esos destellos de dignidad!

Pero además de estar preparados y preparadas para rechazar cualquier intento de «intermediación» por parte de extranjeros y de personas e instituciones financiadas por el país más violador de los derechos y soberanía de los ciudadanos y las naciones del mundo, debemos estar prestos para, en caso de una crisis política, encontrar un camino, que respetando la opinión de la mayoría expresada en las urnas, nos permita sembrar ejemplos y consignas que contribuyan a acumular fuerzas para el porvenir.

Una parte importante de las grandes masas, creen, de corazón, que uno u otro «candidato» mejorara su calamitosa situación. Pero quienes conocemos las verdaderas raíces de la crisis actual y la naturaleza polarizante del modelo, sabemos muy bien que no hay posibilidad de mejoría para las grandes mayorías ni para la Nación, más que en la lucha y en la búsqueda de una alternativa al actual modelo, que permita soñar con: (Cambiar el rumbo del país!

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