Fidelio Despradel – ¡Cambiar el rumbo al país!

Fidelio Despradel – ¡Cambiar el rumbo al país!

¡Empiezo por el final! Al país lo han metido en u profundo pozo negro que perjudica, principalmente: a los sectores populares, a las clases medias y a los productores nacionales, sean estos pequeños, medianos y grandes. ¡Es claro que hay que luchar por cambiar el rumbo del país! Es claro que contribuir a sentar las bases para la construcción de un nuevo rumbo, o una alternativa, es una tarea de primer orden.

Pero desgraciadamente, en las últimas décadas es muy poco lo que hemos hecho para que las capas más activas y lúcidas de cada uno de estos tres sectores entiendan las causas del desastre a que ha sido precipitada nuestra Nación. Y creo que nadie discute que para cambiar una cosa hay que conocerla. Y fíjense que no estoy diciendo que «primero» hay que conocerla. ¡No! Se conoce el país donde vivimos, y las causas de su desastre, poco a poco; en un proceso. una cosa no va primero y la otra después. ¡No! Ambas marchan parejas. Pero no podemos enfrentar la construcción de una alternativa que permita cambiar el rumbo del país si no hemos hecho ningún esfuerzo porque las víctimas de la actual situación conozcan los porqués de su calamitosa situación, y en medio de este proceso de conocimiento, ir haciendo propuestas de solución, y en medio de este proceso de conocimiento, ir haciendo propuestas de solución, que vayan, poco a poco, estableciendo puentes entre las tres grandes clases y sectores de clase (las clases medias, los sectores populares y los productores), que vienen siendo víctimas de la grave crisis que hoy padecemos.

O sea, sólo vamos a cambiar este rumbo fatal si vamos cambiando la correlación de fuerzas, entre los sectores responsables de este desastre y los sectores víctimas victimados por el rumbo impuesto a la República Dominicana.

¡Cambiar la correlación de fuerzas! ¡Ese es el único camino! Abril de 1965 ocurrió porque desde 1959, no sólo se luchaba ( se luchó mucho) sino que esa lucha fue muy bien orientada. Y ese termino «muy bien orientada», tuvo hitos muy claros: Primero: El programa mínimo de los héroes de la Gesta de constanza, Maimón y Estero Hondo. Segundo: La Asunción de dicho programa por parte del Movimiento Revolucionario 14 de junio, liderados por Manolo Tavárez, Minerva Mirabal y su generación política. Tercero: Los centenares de discursos, charlas, conferencias de Manolo Tavárez, en todo el territorio nacional, incluyendo los dos grandes manifestaciones del 14 de junio de 1962 y 1963. Cuarto: las alocuciones radiales, que durante más de dos años, sostuvo el Profesor Bosch, exaltando los mismos valores que luego se plasmaron en la Constitución de 1963. Y quinto: la prédica del Coronel Rafael Fernández Domínguez al interior de los militares constitucionalistas, levatando los mismos valores de la Constitución de 1963.

Así se construyó la gran alternativa que estalló en abril de 1965, en la forma de una Revolución Democrática. ¡Oiganlo bien! ¡Revolución Democrática!

El país se llenó de luchas espontáneas, igual que ahora e igual que en las décadas de los 80s y los 90s. Pero en aquellos años, a diferencia de las últimas décadas, existió una orientación y se fue creando «un norte», a través e la gigantesca labor y los brillantes hitos a que me he referido.

Ahora aparece una persona planteando en la televisión que se va a realizar una nueva huelga general, esta vez indefinida. Ahora se orienta al pueblo planteando la consigna: «que se vaya ya». Ahora se mezclan todas las reivindicaciones de las luchas espontáneas, pero en vez de dejar que cada sector plantee sus demandas propias, se hace un arroz con mango, donde aparecen: «No firma con el FMI», «5% a la UASD», «aumento del 100% a los salarios y sueldos», «rebaja de la gasolina, del gas, y de los alimentos», «cárcel para los corruptos», «no al TLC», todo eso mezclado con propuesta de la «huelga general indefinida». Un verdadero arroz con mango, que lo único que consigue se confundir a las gentes y enviar vientos a ciertos molinos, que nada tienen que ver con el «cambio de rumbo del país» no con la «profundización del rumbo actual».

¡Debemos centrarnos en un norte que tenga como orientación principal el «negarle nuestro reconocimiento para dirigirnos, tanto a los gobernantes actuales como a quienes aspiran a sucederlos en el futuro inmediato». Y debemos trabajar con ahínco para fundamentar esta orientación, de forma que las tres clases y sectores a los que me he referido, identifiquen las causas de sus males y los ejes comunes que pueden ir enarbolando, en la dirección de: ¡Cambiar el Rumbo del País! La otra orientación común es: Apoyar incondicionalmente las luchas. Pero hay que dejar que cada sector organice e impulse sus luchas, con sus consignas propias. Las Huelgas Generales Indefinidas son para derrocar gobiernos y cambiar fundamentalmente los rumbos, y para eso hay que ir cambiando la correlación de fuerzas, entre el pueblo y sus enemigos. ¿Ha llegado acaso ese momento? ¿Están dadas esas condiciones? ¡Por Dios!

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