Fidelio Despradel – Derrota para política agresión

Fidelio Despradel – Derrota para política agresión

¡Ganó el pueblo español! ¡Ganaron los esfuerzos contra la política de agresión de los dirigentes norteamericanos! ¡Ganó la política de conquistar la Paz a través de la denuncia y lucha contra los agresores! ¡Perdió Aznar! ¡Perdió Bush! ¡Sufrió una nueva derrota la política de los círculos dirigentes de los Estados Unidos, de «guerra preventiva» y de imponerles a los pueblos y a los gobiernos «el orden político y económico establecido»!

Un año atrás, más de seis millones de españoles marcharon contra los planes norteamericanos de agredir a Irak y contra el apoyo que el primer ministro español, el derechista Aznar, le estaba brindando al señor Bush, en sus planes de aplastar a los iraquíes, contraviniendo, no solo la abrumadora mayoría de la opinión mundial, sino también el derecho de cada pueblo a su autodeterminación.

Después del inicio de la criminal aventura militar yanqui contra Irak, las encuestas decían que el 90% de los españoles y españolas estaban contra la agresión y contra el apoyo de su gobierno a la política de los Estados Unidos, expresada en la agresión a Irak.

Pero Aznar continuó tozudamente en su actitud, contraviniendo la opinión de su pueblo, aprovechándose del repliegue de una parte del pueblo español (la juventud y muchos sectores progresistas), por la mala experiencia que tuvieron con el gobierno anterior y por las situaciones de crisis por la que atraviesa la economía europea, lo que despertaba los instintos conservadores de la mayoría de los españoles que participaron en las cuatro o cinco elecciones anteriores.

Un acto terrorista, que costó la vida a más de doscientos inocentes, y la actitud de Aznar de «pasarse de listo», tratando de aprovechar el inmenso dolor para profundizar su política derechista, despertó a esa parte de los españoles, que por un momento, cogieron en sus manos su destino. ¡Le dieron una pela a Aznar y una lección al mundo!

No podemos empezar a especular con todo lo positivo que puede despertar este triunfo popular contra la derecha más recalcitrante en España. Dependería ello de la fortaleza de las verdaderas corrientes de izquierda y de su dirección, y desde aquí es muy difícil formarse un juicio sobre este vital problema, pero la pela contra Aznar y las primeras declaraciones de José Luis Rodríguez Caballero, el joven candidato del PSOE, constituyen un triunfo progresista que hay que disfrutar y aquilatar en su justa dimensión: «…Una vez que tendré la investidura del Congreso de Diputados, daré los pasos (para sacar los 1300 soldados españoles de Irak, F.D.): uno, comunicar a los socios, dos, reunir a las fuerzas políticas». «La guerra de Irak fue un desastre. La ocupación es un desastre», ha dicho Caballero.

Agregó luego sobre el mismo tema: «El señor Bush y el señor Blair tendrán que hacer una reflexión y la autocrítica para que no vuelva a suceder, para que no se hagan cosas así. No se puede bombardear un pueblo por si acaso».

Lo principal no es tanto las declaraciones del nuevo Primer Ministro sino la actitud de la mayoría activa que lo eligió. El pueblo español está ahora alerta ante su reclamo: ¡No a la agresión contra Irak! ¡Fuera las tropas españolas de Irak! ¡Esa opinión y actitud del pueblo progresista es lo importante por ahora!

Con una votación de casi 80%, muy superior a las anteriores, seguro que entre estos votantes están los más de seis millones de españoles que protestaron en las calles contra la agresión a Irak.

El pueblo español le ha dado una nueva lección al mundo. Bastó que le abrieran una brecha; que el discurso tramposo de Aznar sobre la tragedia del atentado golpeara su sensibilidad progresista, para que la parte activa del pueblo se expresara.

Esperemos que esa franja progresista de España le ponga atención a las posiciones de Samir Amin sobre la Unión Europea, en el sentido de que: ¡Europa Unida, o será progresista (en el sentido de avanzar hacia la Europa Social) o no será! Esa Europa Social, que retome las luchas por las conquistas sociales posteriores al triunfo sobre Alemania en las décadas del cincuenta y sesenta, es la que puede cambiar al actual rumbo del viejo mundo, en momentos en que los gobiernos de los países llamados erróneamente «excomunistas» están en proceso de entrar a la Unión Europea, con un fardo derechista bajo el brazo. ¡Que se exprese la Europa Social!

Aprovecho esta columna para invitar a quienes leen esta columna a la actividad que una serie de organizaciones y personas, desarrollaremos el próximo sábado, en solidaridad con el pueblo iraquí y contra la agresión, en el Parque Independencia, a partir de la cinco de la tarde.

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