El papa Francisco guarda hoy reposo en la décima planta del Hospital Gemelli de Roma tres días después de su operación por una dolorosa hernia abdominal, aunque las personas que pasan por el centro confían sin dudar en su pronta recuperación.
«No estoy preocupado porque él tiene mucha fortaleza. Ojalá yo tuviera tanta fuerza», asegura a EFE el señor Alfredo, que ha llegado al hospital de los papas desde la cercana Viterbo para unos chequeos.
Sor Pace, una religiosa italiana que sale también del hospital, asegura sentirse «preocupada» pero reconoce que «lamentablemente si surgen problemas de salud hay que solucionarlos».
«Esperemos que se mejore pronto porque lo necesitamos mucho», alega.
Jimena es una ecuatoriana que reside en Italia desde hace ya dos décadas y confiesa su alivio ante unos partes médicos que aseguran que Francisco se recupera con «normalidad».
«Sé que ingresó de urgencia, pero con la bendición de Dios, sé que está estable, le operaron y salió bien de su operación. Nos sentimos identificados porque es hispano como nosotros», afirmó.
Francisco, de 86 años, fue operado el pasado miércoles durante unas tres horas de una hernia abdominal que amenazaba con causarle una obstrucción intestinal.
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El último parte asegura que su «cuadro clínico va en progresiva mejoría y el posoperatorio es normal», tanto que este viernes tras haber desayunado en el hospital, ha «empezado a moverse» y ha salido de la cama, pasando gran parte de la mañana en un sofá.
Así, ha leído la prensa y ha empezado a retomar el trabajo.
Esta es la tercera vez que el papa argentino pasa por el hospital Gemelli, después de su operación de colon en julio de 2021, cuando se le extirparon 33 centímetros de intestino, y el pasado marzo a causa de una pulmonía aguda.
Pero no permanece en una habitación normal, sino que el Gemelli de Roma cuenta con un apartamento pontificio en su décima planta, punto de interés para numerosos periodistas que estos días echan horas y horas pendientes de lo que ocurre en su interior.
Se trata de un apartamento de uso exclusivo, simple, austero y, como no, de color blanco, montado a principios de los años ochenta para acoger al entonces papa y hoy santo Juan Pablo II.
Sus entradas y salidas fueron tan frecuentes que el papa polaco lo apodó irónicamente el «Vaticano 3», después del Palacio Apostólico y de la residencia estival de Castel Gandolfo, al sur de Roma.
La planta siempre ha estado protegida por un severo protocolo de seguridad, por lo que solo entran médicos o el personal del papa, pero se sabe que cuenta con una habitación con televisión, un baño y un pequeño salón con sofá para que descanse también su séquito.
Además tiene una pequeña capilla con un reclinatorio y naturalmente un crucifijo y cuenta con amplios ventanales desde donde Juan Pablo en 2005, poco antes de morir, y también Francisco en sus anteriores ingresos recitaron el rezo del Ángelus.
A la habitación en la décima planta del Gemelli se llega con un ascensor y una vez recorrido un largo pasillo custodiado por la Policía italiana y la Gendarmería vaticana.
Por el momento se desconoce cuanto tiempo deberá permanecer el papa argentino en el «Vaticano 3» pero, como precaución, su agenda ha sido liberada hasta el próximo 28 de junio.
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