Rusia ya tiene su propio escándalo que implica a famosos en una fiesta.
Lo que pasó en un club nocturno de Moscú este mes fue extraño. Pero lo que ocurrió después dice mucho sobre el ambiente actual que se vive en Rusia.
El 20 de diciembre, la bloguera y presentadora de televisión Nastya Ivleeva organizó una fiesta. Hasta aquí todo normal.
Pero el tema esa noche en en el club nocturno Mutabor de la capital rusa era “Fiesta Casi Desnuda”. Los participantes debían presentarse casi sin ropa.
Podría decirse que el código de vestimenta para esa noche era más bien lo contrario: no había. Cuánta menos prendas, mejor.
A la velada asistieron celebridades y estrellas del pop. El rapero ruso Vacio, cuyo nombre real es Nikolai Vasiliev, apareció usando sólo zapatos deportivos y un calcetín estratégicamente colocado.
Fue una fiesta privada. Pero se volvió de dominio público cuando aparecieron videos y fotos en las redes sociales.
De la noche a la mañana, la prenda que tapaba a Vacio se convirtió en el calcetín más famoso de Rusia. Y no en el buen sentido.
Se armó el escándalo. Blogueros, parlamentarios y activistas pro-Kremlin que apoyan la guerra en Ucrania estaban furiosos: ¿cómo podían las celebridades estar de fiesta así mientras los soldados rusos arriesgaban sus vidas en la «operación militar especial»?
Fue un amargo final de fiesta para muchos de los asistentes.
El rapero Vacio fue arrestado y encarcelado durante 15 días por «alteración del orden público». También fue multado con 200.000 rublos (unos US$2.200) por «promover relaciones sexuales no tradicionales».
La organizadora de la «Fiesta Casi Desnuda», Nastya Ivleeva, enfrenta acciones legales.
Más de 20 personas han firmado una demanda colectiva.
Le exigen que pague 1.000 millones de rublos (casi US$11 millones) a la Fundación Defensor de la Patria, una organización que dona dinero a los soldados involucrados en la «operación especial» del Kremlin en Ucrania.
Otros asistentes a la fiesta también se han encontrado con problemas en la industria de la música.
Se habla de cancelación de fechas de conciertos y de rescisión de contratos publicitarios.
La prensa local también informó de que algunas de las estrellas están siendo eliminadas de los programas de entretenimiento pregrabados que la televisión rusa tenía preparados para Nochevieja.
Cancelados repentinamente
Uno por uno, los invitados destacados de la fiesta recurrieron a las redes sociales: algunos para disculparse por su asistencia, otros para insistir en que no han hecho nada malo.
«Reconozco que cometí un error«, declaró la megaestrella Philipp Kirkorov, ya completamente vestido.
«Lo último que quiero es que un error así resulte en restricciones a mi carrera en Rusia, el único país en el que existo como artista y como ciudadano».
«Llevaba un jersey de cuello alto, una gabardina grande, pantalones y zapatos», dijo la estrella del pop Dima Bilan.
«No podía saber de antemano qué vestirían los demás invitados».
«Dicen que Rusia sabe perdonar. Si es así, me gustaría pedirles a ustedes, al pueblo, una segunda oportunidad«, dijo Nastya Ivleeva en su mensaje de vídeo.
«Si la respuesta es no, entonces estoy lista para mi ejecución pública. No rehuiré. Estoy lista para cualquier resultado».
Los acontecimientos de los últimos días habrán sorprendido a estas celebridades.
Tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte del Kremlin, tomaron la decisión consciente de permanecer en Rusia y continuar sus carreras y, a menudo, sus lujosos estilos de vida, en el país.
La crítica pública estaba reservada para aquellas celebridades pacifistas que habían abandonado Rusia.
Eso se acabó. ¿Pero por qué?
Me parece que el sistema político ruso depende cada vez más de chivos expiatorios. Necesita grupos o individuos a quienes pueda señalar y culpar por los problemas internos y externos.
Hasta ahora, entre esos chivos expiatorios se encontrabanUcrania, Estados Unidos, Reino Unido, la UE y la OTAN.
Y todo indica que ahora se han sumado a esa lista algunas celebridades rusas.
Maxim Katz, activista exiliado de la oposición rusa, resumió así los acontecimientos en una publicación en las redes sociales: «En el pasado, las personas que asistían a fiestas como ésta tenían un simple contrato social: haz lo que quieras mientras seas leal”.
«Pero ahora la vida no es una fiesta. Estas exhibiciones ostentosas contrastan con la realidad exterior. No se puede festejar con ligereza en un país que está en guerra”.
«Por primera vez en mucho tiempo, el sistema castigó a quienes apoyaban todas sus reglas, siempre y cuando no se les apliquen».