Fiesta de Corpus Christi

Fiesta de Corpus Christi

POR LEONOR MARÍA ASILIS
El próximo jueves 15 de junio, la Iglesia celebra la fiesta del Corpus Christi, y revive el misterio del Jueves Santo a la luz de la Resurrección. El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo presente en el pan y el vino.

A semejanza del Jueves Santo se tendrá una procesión eucarística, con la que la Iglesia repite el éxodo de Jesús del Cenáculo al Monte de los Olivos.

En Santo Domingo esta procesión del Santísimo Sacramento empezará a las 4:00 de la tarde, desde la Plaza de la Salud hasta el Estadio Quisqueya, donde se celebrará la Eucaristía presidida por S.E.R. Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez y concelebrada por nuestros Obispos y Sacerdotes, acompañados del Pueblo de Dios.

Como dijo Su Santidad Benedicto XVI en la homilía de esta Fiesta, el pasado año, respecto a la diferencia de ésta con la del Jueves Santo: “En la fiesta del Corpus Christi, reanudamos esta procesión, pero con la alegría de la Resurrección”.

…“La procesión del Jueves Santo acompaña a Jesús en su soledad, hacia el “vía crucis”. La procesión del Corpus Christi, por el contrario, responde simbólicamente al mandato del Resucitado: os precedo en Galilea. Id hasta los confines del mundo, llevad el Evangelio al mundo”.

Con la Procesión, mostramos de forma visible nuestra fe en Jesús, quien recorre con nosotros nuestras vías para que sean sus vías, nuestros hogares.

Como bien nos enseña nuestro Papa, el hecho de que con este gesto, ponemos ante sus ojos los sufrimientos de los enfermos, la soledad de los jóvenes y de los ancianos, las tentaciones, los miedos, toda nuestra vida.  Agrega: “La procesión quiere ser una bendición grande y pública para nuestra ciudad: Cristo es, en persona, la bendición divina para el mundo. ¡Que el rayo de su bendición se extienda sobre todos nosotros!”.

Y es que no se entiende la Iglesia sin la Eucaristía. Es el misterio y centro de nuestra fe.

Aunque no lo entendamos. Nuestro Dios se encuentra de forma especial en la Eucaristía pues escapa a toda lógica humana, es así. Si Dios se hizo hombre en Jesucristo, acaso no va a poder hacerse presente en un pedazo de pan si así lo ha querido? ¿Quién manda a Dios?

¿Quién le traza pautas? Es un gesto de amor que nunca podremos captar a plenitud, y que lamentablemente no agradecemos lo suficiente. Sin embargo, Él permanece esperándonos. ¡Si tuviéramos más fe!

Nuestro Dios ha decidido permanecer en el Sagrario para alimentarnos, para fortalecernos, para divinizarnos, para dar eficacia a nuestra tarea y a nuestro esfuerzo.

Digámosle al Señor: “Señor, gracias por haberte quedado con nosotros”. ¿Qué hubiera sido de nosotros sin ti? Como le dijo una vez Pedro: si no es a Ti, Señor, ¿a quién iremos?

¿Dónde buscamos fuerzas para seguir adelante? ¿Quiénes somos nosotros sin ti?

Termino con una exhortación de San Agustín a que acudamos a la Eucaristía:        Somos obreros que estamos trabajando todavía en la viña; cuando se acabe el día, cuando se acabe el trabajo, se recibirá la recompensa. Pero, ¿que obrero hay que resista en el trabajo hasta recibir la merced si no se alimenta durante el trabajo? Si se nos substrae esta alegría de la inteligencia de estos signos sacramentales, desfalleceremos en el trabajo y no habrá quien pueda llegar a la recompensa”.

leonor.asilis@verizon.net.do

Publicaciones Relacionadas