Fiesta de libertad

Fiesta de libertad

Las barras y las estrellas –como diría Ricardo Arjona- se adueñaron del vestuario de la mayoría de los invitados: pantalón azul, chaqueta blanca y accesorios rojos. Tan sólo un mínimo ejemplo de la pasión que genera la libertad (y en algunos casos, buen gusto).

Y es que, anteayer, en los jardines de la residencia del Embajador de Estados Unidos y su familia, los matices de la bandera norteamericana tiñeron con su “tricolorido” esquema toda la extensión que constituye el elegante espacio natural. Hasta el aire que se respiraba olía a fiesta.

Para esa celebración del 228 aniversario de la Independencia estadounidense, en la mencionada embajada cada detalle fue ideado como sinónimo de belleza, alegría y patriotismo, a expensas de una seguridad tan extrema como necesaria.

Los invitados –todos, distinguidas personalidades de la vida nacional- dejaban sus respectivos vehículos en el parqueo que corresponde al Banco Central. Allí, la seguridad y un equipo de representantes, asignaban los autobuses que partían hacia la residencia del embajador, donde Hans H. Hertell y su esposa Marie de Hertell, así como Lisa Kubiske, ministra consejera y su esposo, Dan Kubiske, los recibían en la entrada.

Así, con un sol casi dormido, se inició el acto protocolar con el desfile de guardiamarinas del regimiento de Marines adscritos a la Embajada, quienes realizaron el tradicional saludo a las banderas dominicana y estadounidense, precedidos por la entonación de ambos himnos nacionales en voz de las sopranos Ivonne Haza y Katherine Cartwright.

Luego, Ronald Estrada, consejero administrativo de la embajada norteamericana, ofreció la bienvenida y presentó a las personalidades que se encontraban en el podio, entre ellas: Milagros Ortiz Bosch, vicepresidenta de la República; Miguel Pichardo, vicecanciller y monseñor Timothy Broglio, nuncio papal y decano del Cuerpo Diplomático acreditado en el país.

A continuación, Hans H. Hertell se dirigió al público, y en su alocución, versó sobre los valores de una auténtica democracia, como son, la descentralización del poder y las garantías a los poderes públicos.

“No es por error que la primera enmienda de nuestra Constitución garantiza el derecho de las personas a la religión, a la libre expresión, a la prensa, al derecho a la libre asociación, y a pedirle a su gobierno una rendición de cuentas. Estos derechos son la base de nuestra democracia, y de todas las democracias”, expresó.

También felicitó al pueblo dominicano por su gran demostración de democracia, durante uno de los procesos electorales más exitosos de su historia.

Para finalizar su discurso, el Embajador leyó el texto de la Proclama Presidencial del presidente Bush, con su mensaje al pueblo estadounidense y a todos lo pueblos del mundo.

Inmediatamente se dio inicio al acto de reconocimiento de los ciudadanos norteamericanos que se han distinguido por su trabajo a favor de la comunidad dominicana. Este tradicional premio fue recibido esta vez por: Donald Ray Barger Jr., y Jennifer Dawn Simpson Barger; Kellee Brown; William Hunter Jr.; y Bren Simon.

La celebración incluyó la degustación de las comidas tradicionales de su gastronomía, bajo música ambiental interpretada por el quinteto de jazz Cartwright/Oppenheim y la orquesta del maestro dominicano Guillo Carias; así como un despliegue de fuegos artificiales, que dieron mayor esplendor al patriotismo del pueblo estadounidense.

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