En uno de sus interesantes programas de investigación transmitido al que nos tiene acostumbrado, como toque de queda, trasmitido por el Canal 7 el sábado de cada semana y retrasmitido por el canal 37 el lunes siguiente, la acuciosa y valiente periodista Nuria Piera denuncia y nos pone en conocimiento, como ella sabe hacerlo, de la construcción de una Plaza Taurina moderna con todo el esplendor deseado en la ciudad y municipio de El Seibo a un costo aproximado de noventa millones de pesos que prometió financiar el presidente Danilo Medina con dinero del erario para complacer la solicitud de los poderosos y ricos ganaderos de dicha provincia que se divierten en su escaso tiempo de ocio disfrutando de ese arte tan peculiar de las corridas de toros, donde un regio y elegante torero, experto en esas lides, armado de su capa roja y con su espada, reta al toro que le embiste y evade diestramente con su capa y su arte que demanda un estruendoso ¡Olé! del coro de aficionados que le acompaña desde las gradas mientras clava en noble lomo del toro su espada asesina hasta desangrarle, listo para darle la estocada final que lo deja tendido en el ruedo para consumo humano.
La fiesta taurina, tan grotesca y cruel como excitante, ha dejado de ser un atractivo feliz en la Madre Patria que lo prodiga y donde toda una población compasiva se levanta airada y protesta contra el maltrato y muerte del ejemplar taurino, y su piadosa protesta llega hasta aquí, hasta Quisqueya querida, “la tierra de mis amores”, donde por igual almas sensibles logran la promulgación de la Ley No. 248/12 que prohíbe el maltrato de los animales, no solo de los toros en esas lides, de gatos y del perro, llamado con razón el mejor amigo del hombre.
Entretanto, la pacífica “marcha de los peregrinos” de los empobrecidos campesinos de El Seibo, precisamente llega hasta el Palacio Nacional y reclama ser escuchada ante el total desamparo y abandono de sus derechos y de su extrema pobreza, para ser reprimida duramente por fuerzas militares que responden a una orden superior.
El presidente Medina está en campaña “porque hay almas que salvar”, eso lo sabemos. Pero así no puede ser.
Al menos, si quiere descender de las escalinatas del Palacio, como una vez deseara: con la frente en alto y el abrazo de su pueblo agradecido…