El anuncio de la presentación en el Teatro Nacional del concierto “Todo Beethoven” que incluía la Quinta y Séptima Sinfonía, había creado gran expectativa. La Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, dirigida por el maestro Amaury Sánchez, asumía el reto, y el aforo de la Sala Carlos Piantini se cubrió totalmente de un público expectante.
Inicia la gran noche musical, la Orquesta con algunos cambios en la colocación de las cuerdas, nos llamó la atención, pero por supuesto como señalaba Pitágoras, “el orden de los factores no altera el producto”.
El director hace su entrada, levanta la batuta. “El destino llama a nuestra puerta”, palabras de Beethoven refiriéndose al tema principal de cuatro notas del primer movimiento de su Quinta Sinfonía, en do menor, los símbolos del destino se ciernen sobre el auditorio, de aquí nacen en diferentes tonalidades todos los temas del primer movimiento “Allegro con brío” en forma de sonata, introducido por las cuerdas, convertido en la cima de todo sinfonismo monotemático, el motivo de las cuatro notas aparece como un eco sonoro en todos los movimientos, unificándolos, contribuyendo a la unidad.
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En este primer movimiento el director consigue la conexión con el público, que mantendrá durante toda la sinfonía.
En el segundo movimiento “Andante con moto” dos temas alternados en los que el motivo del destino aparece, el primero es un tema lirico expuesto por violines, chelos y contrabajos, el segundo por los clarinetes fagotes y violines. El movimiento finaliza en un “Crescendo” en el que participa el “Tutti” orquestal, debidamente cohesionado.
El carácter trágico y lúgubre caracteriza el primer tema del Tercer movimiento “Scherzo Allegro”, expuesto por chelos y contrabajos, en el segundo tema las trompas nos recuerdan el primer movimiento, luego las cuerdas en un “crescendo” progresivo concluye en una coda.
La Sinfonía se sumerge en el cuarto movimiento “Allegro Vivace”, es un canto triunfal entonado por el viento madera, trompas y trombones, concluye en una Coda enérgica que aumenta hacia la cadencia final de la Sinfonía, y en un eco perpetuo escuchamos las cuatro notas del Destino que dan coherencia y unidad a los cuatro movimientos.
La emoción contenida del público se libera y se expresa con prolongados aplausos. La visión musical de Amaury Sánchez y su habilidad para comunicar, logra la perfecta sintonía.
Tras el intermedio inicia la Séptima Sinfonía en La Mayor. Como todo gran artista, Beethoven es reflejo de su tiempo, en esta sinfonía estrenada en 1813, hay un cariz político-social, un eco de los acontecimientos históricos de la época, la victoria sobre Napoleón.
El brío rítmico de los cuatro movimientos de la Sinfonía, llevaron a Richard Wagner a calificarla como la “Apoteosis de la Danza”. La sinfonía se caracteriza por su vigoroso ritmo y su capacidad para evocar emociones.
El primer movimiento “Poco sostenuto, Vivace” en forma de sonata y gran cromatismo, inicia con una lenta introducción, luego un gran acorde orquestal, el oboe canta un tema melódico al que se unen el clarinete, trompa y fagot, termina el movimiento en una emocionante coda, con los cornos en registro agudo,
El segundo movimiento “Allegreto”, es considerado uno de los más notables de la literatura sinfónica, creando un sentimiento intenso descrito por los musicólogos como la “nostalgia del futuro”. La melodía del tema y su variación son expuestas por violas y violonchelos, luego clarinete y fagot, hasta concluir con la reposición del melancólico tema inicial.
El tercer movimiento “Presto, la energía aumenta, un tema sencillo, exponen las trompas, clarinetes y fagotes, la dinámica crece hasta la entrada de los timbales que anuncia el climax lleno de alegría.
De gran energía rítmica, el cuarto movimiento “Finale: Allego con brio” es una contradanza animada -recordamos a Wagner-. Hacia el final una flauta canta, nos remite al tema inicial del movimiento, hasta concluir en una coda ardiente. La eficaz Dirección del maestro Amaury Sánchez, permite el diálogo entre secciones, su gestualidad precisa marca el ritmo logrando la unidad armónica, capaz de producir la belleza de la Séptima Sinfonía del inmortal Beethoven…. sin embargo, esto solo depende del nivel de los músicos, lo que ha sido posible dado el alto nivel de los integrantes de la Orquesta.
Todas las expectativas fueron superadas, los calurosos aplausos así lo demostraron. La Filarmónica de Santo Domingo, bajo la dirección del maestro Sánchez, alcanza un nuevo escalafón. Felicitaciones, a la espera de los próximos conciertos.