La Coalición Enriquillo, que agrupa organizaciones ambientalistas y comunitarias de Barahona, está preocupada porque la flamante estructura hidráulica que represa al río Yaque del Sur deja fugar el agua por cinco puntos de sus bases. Algo que desde su ángulo el Instituto Nacional de Recursos Hidráulico, INDRHI, minimiza sin, evidentemente, rebatir con la misma contundencia de quienes han lanzado una alerta digna de mucha atención.

La reacción del órgano estatal resulta, si se quiere, tranquilizadora: las filtraciones detectadas son normales y la presa no presenta ninguna dificultad, según las palabras usadas para contradecir al núcleo de profesionales curtidos en la materia que más resueltamente abogó temprano por levantar la gigantesca mole y ahora reclama los complementos de ingeniería imprescindibles para controlar inundaciones, potenciar la agricultura y generar energía, no sin antes comprobar y enfrentar las imperfecciones denunciadas.

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Tras la incompleta refutación, recibida como «pobre y poco convincente», la representación provincial y académica volvió a la carga: los flujos que escapan del embalse son un «caso serio» y tienen capacidad de provocar una catástrofe aguas abajo si la contención del líquido colapsa.

Aunque la coalición comunitaria que monitoreó el desarrollo de la obra, su culminación y su actual fase de prueba, ha dicho que no desea polemizar ni atizar alarma, dio fe de un estado de intranquilidad entre pobladores de la región sureña hacia la que iría a parar un extraordinario caudal hídrico buscando su nivel. Los denunciantes no aceptan el argumento de que las filtraciones detectadas son algo normal e insisten en que representan una amenaza a la estabilidad de la presa.

Recuerdan que en el país se han construido 34 presas y tras años de existencia ninguna ha presentado problema de fuga. El reto está lanzado: El INDRHI debe mostrar el diseño de Monte Grande en el que debe figurar «el rango de permisibilidad de fugas». Con esta insistencia se pretende interesar al Gobierno en buscar asesoría de expertos en presas de México y Brasil y del «Comité Regional de Recursos Hidráulicos» de Centroamérica y el Caribe.