Fin de los supuestos, no de la Historia

Fin de los supuestos, no de la Historia

Contrario a lo que se ha establecido por el sentido común o imaginario colectivo de la gente e incluso de historiadores y científicos sociales, la mayoría de los grandes movimientos por el cambio social que se han producido en la historia no han tenido un proyecto de sociedad claramente delineado.

Todos se han planteado terminar con la situación que enfrentaron, pero ninguno dejaron claro qué tipo de sociedad quería y sobre cuáles cimientes ésta se establecería.

Grandes revoluciones, como la Francesa, la Bolchevique, la Cubana, los grandes movimientos de Independencia en América de campesinos europeos, asiáticos, de liberación en África y muchos gobiernos social demócratas en todo el mundo han asumido el poder sin un claro proyecto de sociedad. En el caso de la Bolchevique, se hizo en nombre de una clase: la clase obrera (usando como sinónimo el genérico concepto de proletariado) y conducido por un partido, sin que Marx, principal figura del socialismo, terminara de elaborar su concepción de clase social y ni mucho menos del partido.

Sin embargo, a pesar de las grandes conquistas logradas por la acción de las fuerzas políticas determinantes de esos procesos, ninguno se ha constituido en modelo de sociedad que sirva de referencia a las fuerzas políticas y sociales que se reclaman del ideal socialista. A modo de ejemplo, unos, como los socialismos del Este europeo, colapsaron de manera súbita y trágica, otros como el cubano, tiene los gérmenes que determinaron el colapso de aquel y tanto el chino como el vietnamita expresan dramáticamente la sórdida degeneración en que terminan los regímenes autoritarios y de partido único. 

A pesar de todo, en nuestro país, las fuerza políticas que se reclaman de izquierda carecen de una sistemática reflexión sobre las experiencias de cambio social intentadas en el pasado y de los supuestos que han orientado esas experiencias, por eso, entre otras razones, nos mantenemos empantanados en nuestro pasado y sin perspectivas futuras.

La movilización, la militancia o apoyo de la gente que lo involucra en la acción por un proyecto, requiere, hoy más que nunca en la era de la información, que se tengan datos, ideas y nociones del proyecto de sociedad que se quiere. Tenemos razón, quienes nos reclamamos de izquierda, cuando decimos que es falso que la Historia ha culminado con el único sistema posible: el capitalismo, pero erramos cuando se mantiene una fe ciega en que el derrumbe de ese sistema es inevitable. Se yerra cuando se cree que de las cenizas de ese derrumbe advendrá la salvación de los excluidos porque no existe ningún dato que así lo determine ni que mucho menos lo pruebe.

En tal sentido, el desafío que tenemos es construir una propuesta de sociedad que tenga presente todos los cambios ocurridos en el mundo y la validez de algunas conquistas logradas en TODOS los sistemas. Con la conciencia de que si bien no vivimos el fin de la Historia, vivimos el fin de muchos de los supuestos que guiaban nuestras acciones.

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