FINANCIAL TIMES

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Hasta la crisis financiera, la nacionalización de los bancos era un proceso impensable
Por Patrick Jenkins,

Nacionalizar el sistema bancario, o al menos parte de este, se ha vuelto lo más conveniente en los últimos años.

En un proceso inimaginable hasta la crisis financiera, hemos visto a los gobiernos que forman parte de las democracias occidentales, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Islandia, Bélgica y los Países Bajos, que se vuelven accionistas en algunos de los mayores símbolos del capitalismo, desde Citigroup hasta el Royal Bank of Scotland.

 A medida que la crisis se extiende en la eurozona, los bancos portugueses y españoles podrían ser los próximos.

La pregunta clave que los gobiernos deben abordar, habiendo rescatado a sus  bancos es cuándo vender otra vez.

La imperatividad económica en muchos casos es hacerlo rápido, dados los estrechos déficit presupuestarios en los que están los países peor afectados por la crisis.

Eso es muy válido y encaja con la respuesta ideológica instintiva. Es difícil pensar en un principio más central del capitalismo que un sistema de banca privada.

Y dada la opinión general (a pesar de la crisis de la eurozona) que la crisis financiera global ha disminuido, ya no es necesario por el bien de la estabilidad financiera que los gobiernos permanezcan muy obviamente detrás de sus bancos. Efectivamente, algunos de los gobiernos ya han comenzado, y algunos hasta han completado, sus reprivatizaciones.

Observe a Estados Unidos. Dentro de apenas dos años que la Tesorería comenzara el rescate de Citi de US$45 millardos y tomara un 27% de participación, la misma ha sido revendida, compensando con un ingreso de US$12.2 millardos para los contribuyentes de Estados Unidos, incluyendo intereses y dividendos, así como las ganancias de los precios de las acciones.

La atención ahora  gira hacia otros casos de rescate. RBS, el mayor, es también uno de los más complicados. El banco de Reino Unido recibió una suma de 45.5 millardos de libras esterlinas en capital de acciones de parte del gobierno, tanto en la forma de acciones comunes así como de preferenciales B, cuyos costosos términos de pago garantizados necesitarán ser neutralizados antes que el banco pueda comenzar a distribuir los dividendos, lo cual es un prerrequisito para los ojos de mucha gente para debutar en la colocación de las acciones RBS en los mercados.

Tales complejidades están compuestas por potenciales cambios regulativos en Reino Unido, como son ventas de activos tóxicos y el pequeño hecho de que los precios de las acciones del banco estén todavía un 15% a la deriva del valor promedio al cual el dinero de rescate del gobierno fue inyectado.

Los asesores están convencidos, no obstante, de que una vez que se inicie la reprivatización ésta creará un círculo vicioso para el precio de las acciones, mientras retrocede el estigma de control del estado.

Ciertamente, la alta dirección de RBS está hambrienta de conseguir que el gobierno cambie. Una de las tantas desventajas de ser un banco propiedad del gobierno es que los constreñimientos tienden a ser imputados sobre los niveles de pago.

Mientras Stephen Hester, jefe ejecutivo de RBS, ha tenido que moderar su paquete de pago sólo un poco, las instituciones como el Commerzbank de Alemania, al igual que Hypo Real Estate, han sido más profundamente afectadas, con un espacio de pago limitado hasta 500,000 euros   (US$710,000).

 La presión sostenida sobre los bonos, los banqueros argumentan con cierta credibilidad, que puede amenazar la competitividad.

Pero el pago es sólo una parte de la historia. El reporte por parte de altos banqueros de que algunos clientes han rechazado a los bancos rescatados, debido, irónicamente, a la inestabilidad percibida.

Si un cliente necesita un financiamiento predecible a cinco años éste debe sentir la incertidumbre de conseguirlo de un banco tipo Citi o RBS.

Del mismo modo, pueden haber complicaciones políticas, igual a las que Citi encontró en México cuando la legalidad de un banco extranjero propiedad del Estado poseía un gran operador local, que en ese caso era Banamex, llegó cerca de provocar un incidente diplomático, sin mencionar la venta forzada de la unidad.

Incluso en las actividades de negocios diarios, hay presión.

Algunos bancos rescatados han hecho una comparación desfavorable con los bancos propiedad del Gobierno chino cuando describen la presión de cumplir con los objetivos de préstamos.

 Más profundamente, las estrategias han tenido que ser revisadas, con ambos de los grandes rescates, RBS y Citi, forzados a frenar sus ambiciones globales.

Finalmente,  también está la pregunta políticamente controvertida: ¿dónde un banco podría tener su sede? El RBS no se ha atrevido a amenazar con abandonar el Reino Unido, mientras que los ejecutivos de HSBC, Barclays o Standard Chartered sí lo han hecho.

En gran parte ha ocurrido en la misma forma que el caso del rescate noruego, DNB Nor, que le fue bloqueado abandonar Oslo.

Todo esto dirige de vuelta al asunto, de cuanto tiempo un banco rescatado puede permanecer en manos del Gobierno.  Como es el caso del rescate nórdico de Nordea, DNB ha estado parcialmente en propiedad del Estado por la mayor parte de los veinte  años que siguieron a la crisis nórdica de principios de la década de 1990.

Si todos los argumentos anteriores son correctos, y los bancos propiedad del Estado están en desventaja, entonces un banco global que promete amplios beneficios como el Citi podría haber superado bastamente a un operador local relativamente cauteloso como DNB. 

La cifra 45 Millardos  de dólares  fue el rescate del banco Citi por parte de la Tesorería de  Estados Unidos. El 27 por ciento de su participación fue  revendida, compensando con un ingreso de US$12.2 millardos para los contribuyentes de Estados Unidos.

Zoom

Acciones de Citi

1. Todavía en el año  2007, las acciones de Citi se incrementaron en  un 295 por ciento,  poco más que el 263 por ciento del DNB.

2.  En el periodo desde entonces, las acciones de Citi han bajado por un 92.5 por ciento contra un simple 5.6 por ciento de declive del DNB.

Se insta a los bancos a la inversión social de sus ingresos

Los bancos deberían invertir un mínimo de un 1% de sus ingresos preimpuestos al bien social, de acuerdo con la comisión de la Big Society presidida por Lord Rennard, anterior jefe ejecutivo demócrata liberal, según escribe Nicholas Timmins.

La comisión, establecida por Acevo, la organización de líderes de caridad, también dijo que Reino Unido debería tener un equivalente del Acta de Reinversión Comunitaria de Estados Unidos, bajo la cual las instituciones financieras tienen que explicar cuánto habían prestado y a quién, por distrito y barrio, y de ese modo develan si ellos estaban cumpliendo con las necesidades financieras de las comunidades desfavorecidas.

 Esto produciría que el sector bancario tradicional estuviera mucho más comprometido en apoyar sostenible y ampliamente la acción social, al igual que un mercado de inversión social mucho más exitoso del tipo que el gobierno está obligado a crear, dijo la comisión.

De acuerdo con la comisión, el 78% de los adultos dice que el gobierno ha fracasado en dar una clara definición de la Big Society y un 30% de los jefes ejecutivos de las organizaciones voluntarias dicen que ellos no están claros en lo que esto implica. Sólo un 13% del público cree que el gobierno tiene un plan claro, pero un 60% no cree que este funcionará en las comunidades desfavorecidas.

La comisión dijo que demasiada gente ve el concepto como una pantalla para hacer recortes, y esto instó a David Cameron, Primer Ministro, a tomar más responsabilidad sobre la idea.

Las claves

1.  Destinar un 1%

 Los bancos deberían invertir un mínimo de un 1% de sus ingresos de preimpuestos al bien social.

2.  Imitar a EE..UU.

Reino Unido debería tener un equivalente del Acta de Reinversión Comunitaria de Estados Unidos, bajo la cual las instituciones financieras tienen que explicar el monto  de lo  prestado y a quién, por distrito y barrio. 

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